Overtime work. - K. Nanami

XXV

クリスマス

X 𝖈𝖍𝖗𝖎𝖘𝖙𝖒𝖆𝖘 X

Finalmente Nanami había dicho que sí a la invitación, con la excusa de que realmente pasaría Navidad sólo si no aceptaba. No esperaba que lo hiciera tan rápido apenas se lo preguntara, pero la realidad es que el rubio no había sido invitado a la cena que su propia familia tendría. Así de complicado estaba con ese tema.

Así que ahora estaban en la puerta de la casa de la mamá de ________.

El rubio llevaba una camisa negra arremangada, con el cuello algo abierto, y unos pantalones color beige. Por arriba de todo, un saco del mismo color que su pantalón, abrigado para superar el frío del invierno y completaba todo el look.

Por su lado, ________ llevaba puesta una polera con cuello de tortuga blanca, una falda corta rojiza, y medias que cubrían todas sus piernas de color piel. Cubriendo sus hombros se encontraba un saco largo de un color blanquecino, y en sus pies tenía unas botas largas del mismo color del saco.

Nanami suspiró pesadamente, a lo que la contraria lo miró, divertida:— ¿Nervioso?

— Algo. Tengo miedo a no caerle bien a tu madre. —en su mano derecha llevaba una bolsa con todos los regalos, y en su otra mano llevaba un gran ramo de flores. Realmente se había preparado para dar la mejor impresión.

— A quien deberías tenerle miedo es a mi hermano. —murmuró la castaña, esbozando una risa mientras tocaba el timbre.

— ¿Eh? —Kento quedó en trance por unos segundos, ya que no había podido escucharla bien, pero cuando quiso preguntarle qué había dicho, la puerta ya estaba abierta, mostrando a una mujer de unos cincuenta años con una amable sonrisa.

— ¡Ah! Pero si es Nanami, qué gusto conocerte, querido. —sus ojos negros brillaron frente al gran ramo que el rubio tenía— ¿Eso es para mí?

En el momento en que su madre vio al contrario es que pudo percibir su aura masculina y la madurez que desprendía. Pensó por unos instantes que quizá ese hombre sería su yerno definitivo con tan solo verlo.

Kento esbozó una sonrisa, y con suavidad le entregó el ramo:— Un gusto. Es para usted. —______ no pudo evitar sonreír frente a la escena— ______ no me dijo que tenía una hermana.

La madre de la contraria, que llevaba cabello corto pero elegante, se rió tímidamente:— ¡Ay, pero qué dices! —se hizo a un lado— Pasen, pasen que hace frío.

Se adentraron y se sacaron los zapatos, para luego dejar las bolsas con regalos debajo del árbol de navidad.

— No me presenté como se debe. —el rubio volvió a acercarse a la mayor, quien se sorprendió frente a la reverencia que hizo— Soy Nanami Kento, un gusto. —al terminar la reverencia y enderezarse, le dedicó una leve sonrisa.