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Este es un capítulo únicamente dedicado a la primera vez de Nanami y ______, en honor a todas aquellas fieles lectoras que se quedaron con las ganas.

Va a ser algo corto comparado con los demás capítulos ya que no tiene demasiado desarrollo, pero espero que lo disfruten.

ADVERTENCIA: Lenguaje muy explícito. Saltar este capítulo no afecta en nada al transcurso de la historia.

Gemidos y sonidos obscenos resonaban por la habitación del rubio

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Gemidos y sonidos obscenos resonaban por la habitación del rubio. Parecía un depredador saboreando plácidamente a su presa antes de devorársela. Las ganas de hacerla suya aumentaban cada segundo que pasaba, pero quería disfrutar primero de probar todo su cuerpo y hacerle sentir placer.

La excitación en ambos era demasiado alta. La castaña nunca creyó estar así de mojada sin haber siquiera tocado su intimidad, pero las caricias y besos húmedos del mayor eran tan estremecedoras que sentía sensaciones que nunca había percibido.

— ________, tu olor... Es tan adictivo. —gruñió lascivamente, depositando besos en su cuello y mordiéndolo de vez en cuando. Con una mano sostenía la nuca de la contraria, y la otra estaba apoyada en la cama, funcionado somo un soporte para su propio peso, con tal de no aplastarla.

— Quiero más, Nanami... Tócame más. —suplicó entre gemidos. Su espalda estaba levemente arqueada, y su piel estremecida ante el tacto del rubio.

— Disculpa. —se separó rápidamente, logrando ver la cara tan excitada de la menor; sus mejillas enrojecidas, sus ojos brillosos, y sus labios hinchados— No escuché un por favor. —agarró su rostro con la mano que tenía en la nuca, obligando a que mantenga su vista fija en él.

________ aprovechó aquel momento para observar, como antes lo había hecho, el fuerte cuerpo de Nanami Kento. Sus brazos adornados con aquellas marcadas venas sólo provocaban que su imaginación se volviera aún más lasciva; su cuerpo tonificado estaba levemente sudado, y eso le hizo pensar qué tan sudado estaría una vez empezara a embestirla y llenarla con su miembro; y su mirada era lo que más provocaba que cada vez sintiera más calor y molestia en su intimidad; aquella mirada lasciva; sus ojos refinados llenos de placer; y su mandíbula marcada indicando que estaba tenso. Observar todo aquello solo generaba más descontrol en sus hormonas.

— ________, si eres maleducada y no pides por favor, no podré hacerte mía. —se acercó más a su rostro, susurrando en una voz ronca. Tan ronca que la castaña se preguntó cuanto más podría mojarse— No podré hacerte gritar, gemir, ni verte acabar. ¿Eso quieres, princesa? —mantenía su mirada fija, y la contraria sólo mordió su labio inferior.

— ...Por favor... Tócame... —su cara demostraba todo el placer que ansiaba sentir, y Nanami estaría listo para dárselo.

Esbozó una sonrisa, y sin dudarlo bajó la mano que tenía en el rostro de la contraria a su intimidad descubierta. Ambos ya estaban desnudos, listos para entregarse no sólo en cuerpo, sino también en alma.

Overtime work. - K. Nanami Donde viven las historias. Descúbrelo ahora