Overtime work. - K. Nanami

XXIII

𝖆𝖑𝖎𝖛𝖎𝖔

X 安心 X

El de ojos azules iba delante del rubio, tomando su arma entre las manos y caminando lentamente, atentos ante cualquier ruido que pudiera aparecer.

A medida que fueron avanzando, se extrañaron de que no hubiera un solo hombre. Los pasillos se sentían abandonados. Sin embargo, luego de unos segundos lograron escuchar un gran grito. Un grito femenino.

— Es ella. —dijo Kento al instante, susurrando.

En cuanto se acercaron a la puerta, Gojo lo miró a su amigo. Asintió con la cabeza en señal de que estaba listo y se adentraron apuntando con el arma.

— Quédate callada. ¿Creíste que te ibas a escapar tan fácilmente? —un hombre le estaba apuntando con un arma a la castaña, mientras la mantenía arrinconada en una esquina. Habían otros que estaban tirados en el suelo, retorciéndose del dolor. Parecía que alguien les había golpeado bastante fuerte. Los que estaban parados estaban observando la escena con ______, pero se dieron media vuelta en cuanto escucharon pasos en la puerta. También apuntaron sus armas y es ahí cuando vieron a Satoru y Kento.

— ¡Quédense quietos! —gritó uno mientras mantenía su arma apuntando  a aquellos dos hombres. Quien estaba por levantar la falda de ______ se dio media vuelta, un tanto enojado también.

Debido a la atención que le estaban prestando todos a Nanami y Gojo, _____ aprovecho ese instante para pegarle un puño en la quijada de aquel hombre que estaba tan cerca de ella, haciendolo caer de la sorpresa y quedar inconsciente. Pensó que las clases que había tomado de defensa personal nunca le servirían, pero ese día recordó con mucho cariño a su duro profesor.

— ¡Nanami! —lloró la castaña en cuanto vio su silueta. Quiso salir corriendo a abrazarlo, pero cuando dio algunos pasos notó que le estaban apuntando a ella también. Se quedó congelada, pues sabía que eran capaces de dispararle.

— Quédate ahí, mi amor. —ordenó con suavidad, mirándola de reojo. Su corazón dio un vuelco cuando vio lágrimas en sus ojos, y peor cuando también le apuntaban a ella con un arma. No podía hacer nada en ese momento; él no llevaba una.

— Pues tu maldita novia se metió con los tipos equivocados. ¿Te gustaría que le peguemos un tiro en la cabeza?

— Si la matan, me aseguraré de arrancarles la cabeza a todos ustedes. —espetó el albino— No les conviene meterse con el clan Gojo.

Los hombres se mantuvieron atónitos ante sus palabras. Confundidos, uno de ellos preguntó:— ¿Clan Gojo? Estamos aquí por el inútil de Toji.

— ¿Me buscaban? —atrás de Nanami y Satoru, apareció el azabache, con Naoya delante de él, encerrandolo entre sus brazos y apuntándole con su arma en la cabeza.