Capítulo 2

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EL VIAJE DEL DUQUE (PRIMAVERA)

Casa familiar Whitemore.

La primogénita del Gran Duque tenía 5 años cumplidos y para el duque era un gran orgullo el parecido que tenían.

Había algo que destacaba en Aldara y eran sus ojos color grises, pero tan cristalinos que parecían transparentes. Era una hermosa pelinegra tan blanca como la leche.

Este año como era costumbre el gran duque tenía que viajar a revisar cómo iban sus comercializaciones de telas y vinos como se acostumbraba Aldara se quedaba en casa con su madre e institutriz Susan, aunque pasaba más con esta última.

NARRA ALDARA

Hoy mi papi se va de viaje y me tengo que quedar sola con mi madre Dionisia, aunque ella siempre me trata mal, pero no puedo decirle nada a mi papi porque ella me dijo que mi papi no me va a creer y sé que nadie del servicio me ayudara si le cuento a mi papi porque todos le tienen miedo a mamá Dionisia.

Se preguntarán por qué le digo mamá Dionisia, pasó hace 1 año. Papi no estaba y mi madre como siempre me tenía limpiando la cocina, aunque los trabajadores querían ayudarme mi mamá los regañaba diciéndole que los iba a despedir si me ayudaban en algo.

Recuerdo

–Mamá estoy cansada. –me quejé cuando me dijo que tenía que limpiar la habitación.

–No tienes derecho a llamarme madre, niña asquerosa. –enojada me golpeó en el rostro.

–Pero eres mi madre –hablé con lágrimas en los ojos.

–Cuando no esté tu padre debes decirme señora –mencionó mirándome con asco.

Desde ese día siempre la he llamado mamá Dionisia, ya que si le digo señora mi papi me podría regañar.

Cuando está mi papi, mi mamá Dionisia me trata bien hasta me consiente a veces, pero cuando mi papi no está siempre me regaña e incluso me golpea y me obliga a hacer aseo en la cocina y a mí no me gusta ensuciar mis vestidos que me trae mi papi de sus viajes son muy bonitos, pero mamá Dionisia me dice que yo no merezco que mi papi me consienta por eso siempre me hace limpiar vestida con ellos para que se rompan.

Fin del recuerdo.

–Ya es hora de irme Cristal. –mi papi se acercó a abrazarme.

–Yo no quiero que te vayas papi. Me dejarás sola –hablé a punto de llorar.

–Cariño –me llama mi padre–, Sabes que no estarás sola tienes a Susan tu institutriz y está tu mamá.

–Sí sé papi, pero yo quiero ir contigo. –no mencionó que mamá Dionisia no pasa conmigo para que mi papi no se sienta mal.

–Ya lo sé Cristal, pero cuando estés más grande viajaras conmigo y te enseñaré todo lo del ducado así algún día serás muy buena en los negocios –me dice mi papi con emoción.

–Si papi, seré igual que tú –exclamó riendo feliz.

–Bueno cariño, debo irme o si no perderé el barco –mencionó apurado mi papi.

–Está bien papi, pero tendrás que traerme muchos regalos –le digo sonriendo.

–Está bien cariño, te quiero, volveré en unos meses. –salió mi papá subiendo al carruaje que lo esperaba.

Desde ese día madre Dionisia cada vez que terminó mis lecciones me hace limpiar la casa e incluso ensucia a propósito para regañarme. A veces ha llegado a golpearme solo para diversión de ella, aunque no sabe que en las noches salgo a escondidas de mi habitación y voy al estudio de papá, aunque está cerrado, pero siempre logró sacar la llave para abrirlo, ya que sacó libros para leer.

Solo mi institutriz Susan sabe que leo muy bien porque mamá Dionisia no me deja salir así aprovechaba de adelantar lecciones con nana Susan, ella me dijo que le dijera así cuando estábamos solas porque me conocía desde que era bebé dice. Cada vez que me aburría le decía a nana Susan que me enseñará algo nuevo o leo libros de mi papi por eso soy muy avanzada para mi edad dice nana y eso me hace feliz así podré ayudar a mi papi más adelanté.

El último libro que leí era algo llamado botánica, aunque no entendía muy bien, pero salía todo sobre las flores y las plantas algo que me gusta mucho porque en la casa de campo tenemos unos vecinos que son muy buenos conmigo siempre me dan dulces a escondidas de mamá Dionisia cada vez que los ayudo en sus cosechas.

Ellos también me han enseñado mucho porque dicen que no importa cuán inteligente o bonita sea si no sé respetar a las personas. Ellos me han enseñado que no importa el título que tenga si uno es rico o pobre siempre debe tener respeto por el otro además siempre me dejan ayudarlos en sus plantaciones sobre todo cuando les toca regar me encanta jugar con el agua y a veces hacemos guerra de barro, aunque tengo que bañarme antes de irme a la casa para que madre Dionisia no me castigue al verme sucia.

Al día siguiente.

–Despierta pequeño estorbo –exclamó madre Dionisia mientras abrió de golpe la puerta.

Me desperté asustada por el ruido que ocasionó la puerta al golpearse contra la pared.

–¿Qué pasó señora? –cuestione nerviosa.

–Te quiero en 10 minutos limpiando la cocina. –me entregó un vestido que mi padre me regaló hace poco tiempo.

–Está bien señora.

Cómo pude me lave la cara para despertar mejor y al secarme mire la ventana todavía no salía el sol y sabía que el día sería largo.

Al ponerme el vestido llegue a la cocina y arregle todo para empezar a limpiar, ya que está todo sucio porque madre Dionisia dijo a las cocineras que no limpiarán nada anoche.

En eso se convirtió todos los días y meses que duró mi padre en su viaje. Levantándome al amanecer para hacer aseo y ordenar la casa e incluso ayudar en el establo.

***

Todos sabemos que muchas madres son muy cariñosas y sobre protectoras lamentablemente algunas no son así como Dionisia la madre de nuestro Cristal.

¿Cambiará algún día dionisia o seguirá de esta manera?

BESOS, MIS NENIS.

La princesa del escocésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora