Extra 2

549 34 1
                                    

El cielo brillaba con intensidad, acariciando con delicadeza a aquella hermosa mujer de cabellos negros quien era protegida por un grupo de 8 fuertes guerreros.

Hoy en el décimo día del verano William sería proclamado laird, todo iba de acuerdo a lo planeado cuando en mitad de la ceremonia sonaron las campanas de guerra.

—Shenna, Iona, tomen a sus hermanos y huyan al refugio.

Aldara desenvainó su espada mientras custodiaba a todas las mujeres y niños, mientras que sus hijas acataban sus órdenes.

—Oliver, al ala oeste, Hazel, al ala sur, e Isaac, al ala norte. Los demás conmigo.

El ejército logró moverse con gran sincronización, logrando calmar los corazones asustados de los aldeanos. Al ver la seguridad con la sus líderes manejaban la batalla, ellos comenzaron a calmarse al ver que el enemigo aún no era capaz de derrotar la muralla principal.

—Todo aquel que no luche por favor diríjase a los respectivos refugios para evitar muertes. —comenzaron a gritar los guardias.

Aldara suspiro aliviada al ver que cada minuto había menos gente en el pueblo. Sus hijas estaban seguras y sus hombres estaban preparados.

Al llegar a la línea principal vio que fuera del clan había miles de soldados enemigos atacando. Por suerte hace años pedí que reforzarán todas las entradas.

—Informe.

—Es un clan de al menos 10 años. No sabemos exactamente quién es su laird, pero estamos seguros de que jamás hemos tenido contacto con ellos.

Aldara asintió pensativa. Seguro solo quieren más territorio.

—Isaac, infórmale a mi esposo e hijo que comenzaremos con el plan 1.

—Enseguida, señora.

Miro como la muralla resiste con fervor cada ataque del enemigo y suspiró satisfecha como sus chicos contraatacan.

Sus latidos aumentan y su sonrisa asusta a los chicos. Saben que se viene algo peligroso, pero sus miradas determinadas la llenan de orgullo.

—Hoy osaron atacarnos en un día memorable. Nadie merece perdón de sus pecados y nosotros los escoceses les demostraremos que deben pensarlo mil veces antes de desear pelear contra nosotros.

Alzó la voz con furia mientras los guerreros se animan lanzando sus gritos de guerra que fueron escuchados por sus hombres, quienes con rapidez los imitaron, llenando el clan con sus aclamados deseos de sangre.

—¡Abran las puertas!

Sus chicos se pusieron en posición mientras ella sonreía con su espada en mano.

La puerta cayó dando paso a la gran ola de enemigos, quienes no dudaron en correr hacia ellos, sin pensar en las posibles trampas y su posible caída.

—¡En marcha! —bajo su espada dando paso a sus chicos, quienes atacaron con sus flechas en llamas.

Los enemigos de la primera fila comenzaron a caer, mientras que Aren y sus hijos se daban la vuelta por el bosque rodeando el clan, saliendo tras los enemigos.

Ellos no dudaron en atacar, tomando desprevenidos a los guerreros, quienes pensaron que era una guerra ganada por los pocos guerreros que había.

Aren masacraba los cuerpos del enemigo con una sonrisa en su rostro. Aquel éxtasis que la lucha le proporcionaba sería algo que sin duda extrañaría, pero con sus años era imposible moverse como cuando tenía 20 años.

William observaba como su padre tomaba la delantera con su grupo, y frunciendo el ceño comenzó a matar a diestra y siniestra. Su padre no le ganaría esta vez.

Sloan veía a su hermano mayor competir con su padre mientras negaba con la cabeza. Su madre es su más grande tesoro, pero ella siempre preferirá a sus hermanas menores.

El enemigo fue reducido en poco tiempo logrando que el clan MacWilliams luchará con más fuerza al ver que llevaban la delantera, pero el solo movimiento de la espada de su señora en alto, detuvo a todos.

—Ustedes, forasteros, habéis venido a irrumpir en nuestro hogar mientras una ceremonia sagrada era consumada. Sus compañeros han expirado sus pecados al dar su vida por ustedes y hoy yo Aldara de MacWilliams les perdonaré la vida por el ruego de su señor, pero si cometéis otra vez aquella deshonra, no dudaremos en extinguirlos.

La voz de Aldara se hizo resonar por el campo de batalla, Aren y sus hijos no comprenden que sucedió hasta que vieron a su Cristal en mitad del campo con un hombre arrodillado a sus pies.

Aquella imagen sería algo que nunca olvidarán, el sol a espaldas de ella acariciando su silueta hermosa y conservada a pesar de sus 51 años. Su poder y nobleza eclipsaba a aquel líder dando la imagen de una guerrera inalcanzable que una sola mirada pone de rodillas a todo fiel guerrero.

Mientras Aren miraba eclipsado a su esposa, William y su hermano observaban como el enemigo se retiraba, Con la mirada llena de orgullo observaron a su madre, quien se estaba encargando que todos los heridos fueran llevados al castillo.

—Llama a todas las curanderas y que preparen el castillo para recibir a los heridos.

—Enseguida, señora.

Aren tomó con delicadeza la cintura de su esposa mientras depositaba un suave beso en su frente.

—Ve a descansar. Yo y los chicos nos encargaremos de todo.

—No estoy cansada y es mucho trabajo para ustedes solos.

—Debes ver a las niñas.

Aldara retrajo su mirada aceptando de inmediato. Debería verificar si sus hijas se encontraban bien.

—Ella tiene favoritas. —negó William viendo la espalda de su madre alejarse.

Aren lo miro con una sonrisa significativa para luego darse vuelta encargándose de todos los guerreros heridos y mandando a limpiar el campo de batalla para no perturbar a los aldeanos.

En la noche mientras todos cenaban.

—¿Cuándo comenzaremos a entrenar, madre?

Aldara miró a su esposo para luego mirar a su hija mayor, Shenna quien tiene 12 años.

—Tu manejo del arco es bueno y tu hermana Iona también se maneja bien, así que la siguiente semana comenzaré a instruirlas con la lucha cuerpo a cuerpo, antes de que no pueda enseñarles.

Ambas niñas se miraron con evidente felicidad en sus rostros. Siempre vieron a su madre enseñándole a sus hermanos y se sentían celosas por la poca atención que recibían, pero ahora su madre pasara más con ellas.

Los 4 hombres miraron con celos a esas pequeñas niñas mientras Aldara veía a su esposo y sus tres hijos tratando de disimular su risa. Esos ojos posesivos los heredaron de su padre.

La cena en familia fue cálida y agradable. Aquella familia de 8 integrantes, disfrutaban todos los momentos que podían reunirse, los años pasaban y sus padres estaban envejeciendo y sin duda llegaría el momento en que tendrían que despedirlos.

----

Buenas noches, amores. Sé que hace demasiado tiempo no he subido nada, pero estoy demasiado ocupada con los estudios y como ahora estoy por salir de vacaciones, decidí traerles el penúltimo o último extra. 

Quiero dedicarme a editar el libro, así que no sé si vuelva a subir algo más, pero quería agradecerles de todo corazón por su apoyo.

Sus comentarios, sus me gusta, siempre me llenan el corazón. A veces me siento triste o cansada de los estudios y ver las notificaciones de tal persona ha comentado en tu libro o tal persona le ha dado me gusta en tal capítulo. Siempre me hace feliz y espero en unos meses más traerles el libro editado y posiblemente otro libro, aunque había decidido dejar de escribir un tiempo porque no me sentía capaz, decidí probar en este extra y espero les guste.


Los amo mucho, cualquier cosa me pueden hablar. Besos.

La princesa del escocésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora