Capítulo 23

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NARRA AREN

Luego de que mi esposa les diera las respectivas órdenes a sus guerreros yo me reuní con los míos para ver cuánto fue el daño del clan y preparar toda la protección para lo que se viene ya que esto no lo dejaré así. Estábamos todos los hombres de mi clan en la sala de reuniones mientras yo trataba de concentrarme en lo que me decían, pero todavía seguía rondando en mi mente esa voz que me advirtió en la lucha.

—Debemos matarlos a todos.

—Las mujeres deben irse.

—Mataron a mis hijos, nosotros debemos hacer lo mismo.

—Ataquemos cuando antes y los tomamos desprevenidos.

Escuchaba a todos hablando al mismo tiempo causándome dolor de cabeza, los miré irritado mientras contenía mi enojo se suponía que hoy pasaría todo el día con mi esposa consintiéndonos, pero no, al estúpido de Murray quiso matar a sus soldados pienso mientras masajeo mi frente frustrado.

—Silencio —gritó cuando me levanté de mi trono causando que mis hombres se encojan quedando toda la estancia silenciosa.

—Ahora uno por uno irá hablando y dará sus propuestas pero que sean buenas o sino no vuelven a hablar, estoy cansado e irritado hoy tenía que estar con mi esposa en mi cama y no aquí así que haremos todo rápido —digo mientras me vuelvo a sentar tomando una postura relajada viendo que todo está en silencio calmando un poco mi dolor de cabeza.

Luego de lo que parecen horas donde escuchó las propuestas de mis hombres ninguna me convence ya que todo es muy arriesgado algunas incluso son inútiles.

—Podríamos mandar a nuestras mujeres para que los seduzcan por ejemplo su esposa es alguien muy bella que esos hombres no rechazarían además sabemos que ella baila igual puede darnos un espectáculo para ver si lo hace bien —mientras las palabras salen de su boca mi ceño se frunce aún más.

Vaya, vaya esto no le gustara a Aldara dice esa voz que me habló en la lucha.

—¿Quién eres? —preguntó en voz alta sin darme cuenta.

—Soy... Frank señor— habló nervioso el hombre que hizo la última propuesta.

Cuando estaba por mandarlo a castigar por su insolencia la puerta de la sala se abrió de un golpe sordo dándole paso a dos de los hombres de mi esposa, que raro decirles así pienso y atrás de ellos venía caminando ella con ese paso seguro que la caracteriza el mentón en alto, espalda recta y ese paso lento pero seguro con esa sonrisa amable característica de ella.

Afírmate humano que conocerás a tu verdadera esposa dijo con burla esa voz.

¿Cómo que mi verdadera esposa? Cuestione confundido.

Solo espera sentado amigo mío dijo para luego reírse.

—Buenas tardes señores —saludo amable al llegar a mi lado.

Mis hombres la miraron extrañados otros la miraron con asco y otros con deseo causando que quisiera matarlos a todos, pero no puedo ser impulsivo menos ahora con todo lo que atraviesa el clan.

—¿Qué hace una mujer aquí? —preguntó uno de los hombres del clan mientras mis guerreros lo voltearon a ver con pánico ya que habían entrenado con mi esposa la cual los había derrotado fácilmente.

—Oh caballero —soltó una sutil risa cubriéndose la boca —yo no soy cualquier mujer yo soy la ESPOSA del líder del clan y tengo la misma autoridad y derecho de estar aquí —hablo posándose al lado de mi trono colocando una mano en mi hombro demostrando su poder sin estar con corona o un trono que lo avale.

La princesa del escocésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora