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El primer día habían hecho muchas
actividades: aprendieron a hacer fogatas,
manualidades, pescar e hicieron un círculo alrededor de una fogata.

Lisa había pasado todo el día con
Rosé, para la alegría de ella, ya que le
habían colocado en su grupo de expedición, junto con Mina, otra vez.

Así que mientras las tres andaban por el
sendero, estaban dando una caminata con el resto del grupo, podía observarla todo el tiempo que quisiera. Mina charlaba con ella, pero Lisa no le prestaba la gran atención, y cada vez que
Mina parecía querer tocar a Lisa, la
Rubia llamaba a la chica para que fuera adelante con ella.

Lisa pensaba que era debido a que Rosé no quería estar con ella, eso la
deprimió, pero volvió a estar feliz cuando tuvieron que agarrarse de la mano, para cruzar el río sin caerse. La mano de rosé era cálida y su piel extremadamente suave, sintió un choque
eléctrico recorrerle todo el cuerpo cuando la tomó, fue una lástima que tuvieran que soltarse al llegar a la orilla.

-Me duelen los pies. -dijo mina al rato,
los otros grupos estaban unos pasos más
adelante.

Lisa había notado las miradas
desaprobadoras de sus amigas, cada vez
que la pillaban mirando a rosé.
Había intentado evadirlas cuando tuvieron que cruzar el río, ya que sospechaba que más tarde la reñirían por mostrarse como una boba al agarrar la mano de rosé.

-Podría cargarte. -ofreció Lisa y por un momento la rubia delante de ellas les prestó atención, ladeando la cabeza para escuchar mejor. Mina sonrió a la ojimarron- Pero ya que a mí también me duelen las piernas, no lo haré.

-Oh, vamos!-dijo dándole un golpecito
juguetón en el hombro, rosé bufó.

-Dejen de hacer el tonto. El grupo nos está dejando atrás, fenómeno. -dijo y se fue unos pasos lejos de ellas, avanzando, y las dos chicas se apresuraron a alcanzarla.

Al llegara la cascada todos quedaron
impresionados, caía sobre unas rocas
enormes y el agua parecía transparente.
El profesor pidió a los estudiantes no
perderse entre el bosque y que nadaran con precaución.

Lisa recordó haber visto el bañador
celeste de rosé, por debajo de su
camiseta blanca. El corazón se le aceleró, la vería casi desnuda «casi, ya que la rubia tendría su bañador» pero, sintió como las manos de su amiga la jalaban y la llevaban a un lugar más apartado.

-Ni creas que vamos a dejar que pases el
ridiculo allí, mientras miras a esa perra. -le dijo Jisoo y Eunha asintió.

-De-de qué hablan?-preguntó, nerviosa.

-Hablamos de que aún no se había quitado la ropa y ya estabas babeando. -le retó Jisoo y Lisa se impresionó, le habían dado justo en el clavo.

-Yo no estaba haciendo eso.

-Claro! No planeabas quedártele mirando
mientras se desvestía, verdad?-preguntó
Jisoo, sarcásticamente, y Lisa se
sonrojó.

-Si lo ibas a hacer!-la acusó eunha, muy
exasperada.

-Yo soy un ser humano, perdonen. -dijo
apartándose malhumorada de sus amigas- Ahora, vamos nosotras a bañarnos. Jisoo y Eunha la siguieron, aún enumerando las razones por las cual
Lisa era una idiota, y se encontraron a jihyo con un bañador verde en la orilla del claro.

Las chicas ya se habían quitado la ropa,
Lisa llevaba un bañador con la parte
superior y la inferior en color negro lo que lograba resaltar su piel, dejando a la vista todas aquellas curvas que ha obtenido desde dejar atrás la pubertad. Jihyo silbó a verlas.

Rivales | Chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora