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A los dos días Lisa se encontraba en su habitación, aburrida. Llevaba un
gran yeso que le cubría su brazo fracturado. Debía esperar un mes para que sanara ¡Gracias Jaehyun-pito-corto! Por suerte sus amigas, que la habían
visitado ayer, le contaron que después del incidente expulsaron a Jaehyun del
colegio durante una semana y que había recibido una gran reprimenda de la
entrenadora.

También le contaron con detalle la gran pelea que había tenido con Rosé, en la cual la rubia le gritaba que era un idiota como unas cien veces. Eso mejoró su día al máximo, el cual era un asco, ya que estaba sin hacer nada. Respirar no contaba como una actividad. Sólo podía pensar en la rubia, y para ser sincera, también en como estarían las cosas en la escuela Sus pensamientos también viajaban a las otras dos rubias que adoraba, las Park la tenían a hundida. Su brazo dolía si se daba un golpe o lo
sacudía. Así que ella no podía moverse mucho.

Ya era de tarde y sus amigas debían de quedarse para el entrenamiento de Jihyo. Entonces Rosé también debería de estar allí, se lamentaba ya que quería ver a la rubia. En verdad, quería ir a la escuela, pero su madre era paranoica.

Leyó varios libros durante las últimas horas, pero la aburrían, vio la televisión, e intentó hacer cualquier otra cosa que no requiriera utilizar su brazo. Gracias a Dios que era el izquierdo, si no estaría completamente inútil.

Ya era tarde noche cuando llegó su mamá y la saludó, su padre y ella estaban abajo en la cocina mientras Lisa seguía encerrada. Lisa estaba terminando de usar el ordenador, y llevaba uno de los audifonos, cuando escuchó el timbre. No le prestó mucha atención, ya que debía de ser una visita para su madre. Seguía mirando unos videos en YouTube cuando escuchó la voz emocionada de su mamá, Dara.

-Cariño, es para ti!-dijo con la voz alegre y Lisa frunció el ceño, quintándose los audifonos.

- Para mí?-preguntó gritando, para hacerse oír.

-¡Si, es una amiga tuya!-dijo aún a gritos y Lisa se extrañó, una sonrisa estuvo en sus labios Podría ser Eunha?

-Ya voy!-exclamó, divertida, sabiendo que Eunha igual subiría.

Pero si fuera ella Su madre no se lo diría como siempre? Digo, ella solo tenía
tres mejores amigas.

-¡Tomate tu tiempo, cariño, yo le muestro la casa a Rosé!-dijo Dara riéndose mientras Lisa se caía de la silla.

-¿Quién?-gritó, alarmada, agradeciendo no haberse golpeado el brazo, y salió corriendo por la puerta.

-Rosé, cariño! No escuchas? ¡Me la llevaré un rato! -dijo su maligna madre mientras Lisa corría por las escaleras.

Lisa prácticamente saltó los escalones y quedó de rodillas frente a la entrada, con el cabello alborotado. Llevaba unos short de lana y una camiseta holgada para dormir. No era la mejor vestimenta para dar saltos mortales.

Se levantó lentamente, ayudándose con la barandilla, hizo una mueca por su
brazo, y se encontró con su madre mirándola con desaprobación. Pero sus
ojos se clavaron en la rubia en la puerta. Rosé vestía una falda y una blusa muy linda mientras mostraba a Lisa una sonrisa tímida y sus ojos chocolate brillaban con diversión.

-Lisa, debes tener más cuidado con tu brazo. No quieres volver al hospital
Verdad? -advirtió su madre, al notar el rubor en el rostro de su hija, observó
cómo miraba a la rubia y aplaudió Era la chica de la cual su bebita estaba
enamorada!

-Perdona, mamá, es que...Rosé Qué... bueno, que haces aquí? -preguntó
levantándose mientras se rascaba la cabeza y torcía el cuello.

Rivales | Chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora