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Ya estaba acabando la primera semana de clases, era viernes, y Lisa debía de admitir que había sido agotadora. Muchos proyectos y trabajos en grupo, por suerte estaba con sus amigos en la mayoría de ellos.

Dawn, por ser un chico dulce y muy
atractivo, había atraído la atención
de varias chicas y casi siempre lo
buscaban.

Lisa sonreía al ver lo bien que
se había adaptado. La única que no
parecía feliz era su hermana, Jihyo. Era una celosa de primera, decía que si su hermano se echaba de novia la iba a olvidar completamente a ella y más nunca tendrían noche de video juegos, pero Dawn le aseguraba que no iba a ser asi.

Lo importante es que esa misma tarde
era la tan famosa audición para el
equipo de animadoras y casualmente,
después de haber escuchado a Sowon
hablar sobre el tema, Jihyo había
decidido entrar también. Y ellas cómo
buenas amigas debían de estar allí para apoyarla, el pobre de Dawn también había sido arrastrado a la tortura.

Las gradas estaban casi vacías, habían
algunos chicos riendo pero estaban en
una esquina apartada, ya que todos
los chicos populares estaban vistiendo
el uniforme deportivo de fútbol
americano o el traje de porrista.

También eran las pruebas para entrar
al equipo. Estaban todos los chicos
«que para el disgusto de Lisa y sus
amigas eran atractivos» entrenanddo
en el campo de fütbol. Habían franjas
blancas pintadas en el césped y los
arcos característicos a los dos extremos de la cancha.

Ellas estaban sentadas en la primera
fila.

Jisoo hablaba con los chicos mientras Lisa intentaba conversar tranquila. Estaba nerviosa, no sabía por qué, ya que por suerte Jisoo lograba caerle bien a todo el mundo, así que cualquiera que no fuera parte del grupo de Rosé, no le dejaría en ridículo. Intentó calmarse, debía de hacerlo, pero justo cuando empezaba a relajarse las chicas salieron de los vestuarios, emocionadas, mientras agitaban los pompones azules.

El problema no era el uniforme, el cual era una camiseta blanca y azul manga larga que llevaba las insignias del colegio grabadas en dorado o la falda cortísima azul, que ondeaba de un lado al otro.

El problema era quien lo usaba y
Lisa casi se quedó sin corazón al ver a Rosé. Su cabello brillaba con el sol de un color más claro y estaba sujeto en una cola alta mientras el uniforme se moldeaba en su cuerpo, resaltando las curvas de la cadera de la Neozelandesa y la falda «si es que podía considerarse una prenda de vestir» dejaba ver sus piernas perfectas.

Lisa ni se molestó en disimular,
observaba fijamente a Chaeyoung
mientras ella hablaba con sus amigas
en el campo.

Jihyo las saludó y también lucía muy
bien en el traje, pero ni Eunha o Lisa la notaron del todo, ya que estaban concentradas en las dos chicas.

Sowon vestía igual que Camila y
hablaba animadamente, colocando las
manos en su cadera.

Jisoo seguía sorprendida de que Eunha aún no se hubiese desmayado.

-Chicas!-les llamó la atención y a duras penas sus dos mejores amigas lograron mirarla Estamos aquí por Jihyo, lo recuerdan? Lisa cabeceó cómo idiota, el aire no le llegaba a los pulmones. En cambio, Eunha escondió el rostro en sus manos y comenzó a bufar, fastidiada.

Justo la Neozelandesa de ojos chocolates eligió aquel momento para alzar la mirada. Examinaba las gradas con desesperación, como si estuviera
buscandoa alguien, hasta que su
mirada se posó en los profundos
ojos de Lisa.

Rosé intentó actuar indiferente y le sonrió hipócritamente mientras Lisa echaba humo, esa niñita se estaba burlando de ella y estaba dejando que lo lograra. «Idiota, idiota».

Rivales | Chaelisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora