Capítulo 3

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Terminando clases, salí rápido del colegio y me fui rápido a la casa donde vivía Taino, pues éramos vecinos, aún no quería aceptar lo que pasaba. Su familia era muy cercana a la mía, porque además de que éramos vecinos, mis padres y los suyos trabajan juntos, incluso que estudiaban juntos en la universidad y la verdad, me sorprendía que aquella amistad duradera, aún siguiera igual de junta y unida. Después de una larga y agotadora corrida, finalmente llegué.
"Ding-dong" se escuchó del timbre.
-¡Ya voy!-Se escuchó a lo lejos, aparentaba ser el aviso de Draden, la madre de Taino.
Después de esperar unos minutos, la puerta fue abierta.
-Oh, Yadire, ¿Que trae por aquí? Normalmente no vienes, pasa, estas un tu casa.-Aquellas palabras parecían tranquilas, como si nada hubiera pasado. También sentí su tranquilidad, y ahí fue donde lo comprobé, al matar a ese chico molesto, Taino, su existencia se fue con su muerte. Es decir, al matarlo, borré también su existencia. Todavía quedaba un poco de esperanza en mi, seguía sin creer al 100% lo que estaba sucediendo.
-Dígame, Drad... ¿Taino ya llegó a su casa? Esque lo vi salir muy rápido del colegio, ¿Tienen algún evento o compromiso?-Mentí
-¿Quien? Yadire, creo que te confundes, tanto Miet y como yo, nunca hemos tenido un hijo, ¿Que cosas estas diciendo?-dijo Draden de forma burlona.
-Vaya, yo y mi hábito de confundir... Me disculpo por la confusión, Drad.-Dije con una sonrisa falsa tratando de ocultar mi segunda mentira, al escuchar eso de Draden mis esperanzas de que no sucedía lo que estaba ocurriendo era real, pero ya no se podía negar más.
• • • •
Llegando a mi casa, estaba un poco agotada por todo lo que corrí, pues la casa queda muy lejos de la escuela y normalmente me voy en camión, pero era más mi prisa que termine corriendo. Subí a mi cuarto, le di comida a mi cuyo Nira y me lancé a mi cama, junto con mis cosas.
-¡A comer!- se escuchó desde lejos, era mi mamá, avisando que ya estaba lista la comida.
Bajé viendo mis manos, pensando en lo que había pasado, recordando aquella sangre que derramé y que poco a poco fue desapareciendo ante mis ojos, como si lo visto y vivido hubiese sido una farsa, una ilusión mía, pero... yo se que no es así, yo se que fue real, solo que por una razón desconocida, la evidencia de mi crimen desapareció al igual que la existencia de quién asesiné inconscientemente.
• • • •
Terminando de comer, me subí a mi cuarto, saqué a Nira de donde la tengo para que no escape, y me puse a hacer tarea. Terminando de hacerla, jugué un rato con mi pequeña cuyo y después me bañé. Como salí algo tarde de bañarme, me quite la toalla de mi cabello, quite las cosas estorbosas de mi cama y me fui a dormir.

El caso de una asesina desconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora