Capítulo 16

11 2 0
                                    

Buscaba por todas partes a Karla, pero no la encontraba. Ahora solo faltaba ir al hospital a toda prisa y rogar porque los hermanos no se juntaran.
Cuando finalmente llegué, comencé a sentir una mirada fija que de mi no se apartaba.

-¿Quién está ahí?-Pregunté. No hubo respuesta alguna.

Continúe dirigiéndome a mi destino siendo seguida de aquella mirada que cada vez me provocaba mas y mas escalofríos.
Me faltaban solo unos cuantos pasos más para poder llegar a la habitación 201, la habitación de Clara. Tenía un mal presentimiento. No quería abrir esa puerta. Mas bien, no quería acercarme mas a esa habitación. Algo me decía que no debía seguir acercándome a la habitación de Clara.Un paso más, un paso más bastó para que un posible caos diera inicio. Al dar ese paso, algo filoso iba en mi dirección.

-¿Con que a eso quieres jugar? Adelante, no seas cobarde y acorta la distancia. Recordaré bien tu cara antes de que solo seas un dolor de cabeza buscando venganza. ¿Sabes? No haces mas que causarme molestias. Con solo verte una vez bastó para que consiguieras mi odio. Es hora de hacerte pagar por lo de la otra vez, cuando entré al "gremio".-Sonreí mientras volvía a sacar mi navaja.
-Oh, vaya... pues el sentimiento es mutuo. Se que tienes en la mira a nuestro jefe. ¿La razón? no lo sé y no me interesa. Puede que esté en desventaja por no tener la habilidad de matar, pero el causarte dolor de cabeza será divertido. Esto lo hago por voluntad, no porque Aneo o alguien mas me lo haya pedido. Soy parte del grupo. Sin embargo, prefiero trabajar solo. Ahora... ¡No te metas en asuntos ajenos Yadire!-Dijo en respuesta el chico cuyo nombre sigo sin saber.
-Tu nombre. Dime tu nombre. Por cierto, claro que me incumbe, he hecho una promesa hace tiempo, tan importante que es casi un juramento. Debo evitar a toda costa que mi amigo y el jefe de ustedes se reúnan. Si lo comprendes, bien. Si no lo comprendes, me da lo mismo. Cumpliré mi promesa incluso si me cuesta la vida.-Dije mientras me acercaba a ese chico. "Espero que pueda controlarlo" pensé.
-Hiyow, así me llamo. Ahora... que comience esta batalla donde el odio es lo que la ha originado.-Dijo sonriendo de la misma forma que yo.
-Tu sangre... quisiera probarla. Huele exquisita. ¿Así sabrá?-Dije esta vez perdiendo la cordura cuando el pensamiento que decidiría la habilidad que usaría ya estaba resonando en mi cabeza. "Que sufra, el debe sufrir".

La pelea ya había comenzado, nadie conseguía ganarle al otro y esto comenzaba a quitarme de mi tiempo para entrar a interrumpir lo que fuera que estuviera pasando. Terminé optando por tomar una decisión no muy buena, dejaría de controlarme y ponerme un límite. Así es, dejaría que el deseo de matar hiciera de las suyas para ganar. Algo así como una pequeña trampa que era necesaria en esos momentos. Las palabras para utilizar la habilidad de matar resonaban cada vez más y más, tanto que mi cabeza comenzaba a doler. Después de ese gran dolor de cabeza, ya no supe que pasó y cuanto tiempo tardé en reaccionar. Sin embargo, cuando nuevamente estaba consciente, mi primera escena del crimen había reaparecido solo que esta vez con otra persona y no había ningún testigo. Era hora de investigar lo que esta pasando a través de esa puerta. Del otro lado podría estar sucediendo una gran catástrofe y eso me preocupaba.
3...2...1... contaba para estar preparada a lo que fuera "aquí voy" susurré mientras los nervios consumían mi fuerza para estar de pie.

-¡Ya te dije que te fueras! ¡No te dejaré hablar! ¡Largo maldito necio! ¡Qué necesidad la tuya por molestarme!-Exclamaba Clara desesperada y molesta
-Mamá... tranquila... no parece malo...-Dijo Karla insegura
-Las apariencias engañan, Karla...-Comenté entrando al cuarto.
-Oh, Yadire, ¿Has venido a visitar nuevamente?-Preguntó Aneo.
-He venido por ti, no actúes tan amistoso, estoy molesta y quiero matarte, solo que debo aguantarme. Que molesto. Nos vamos. Si te niegas, juro que no me contendré ni un poco y no te despidas de nadie presente aquí.-Le respondí seria.
-Uups, de acuerdo.-Dijo sarcástico
-Karla y Clara, nos vemos luego.-Me despedí
-Nos vemos ma-Vamonos, dije.-En ese momento sin pensarlo dos veces lo interrumpí, poniendo mi mano izquierda en su boca para que no pudiera hablar y con la otra mano, coloqué el filo de mi navaja a una extramadamente diminuta distancia de su cuello, solo unos cuantos milímetros de separación evitaban su posible muerte.

El solo sonrió mientras se volteaba poco a poco al lado de la puerta y dirigiéndose a ella seguido de mi. Al abrirla me imaginaba encontrar a alguien. Menos mal que eso no se hizo realidad. Si eso hubiera pasado, todas las sospechas del grupo hacia mi incrementarian y no dudarían en ir contra mi ni un segundo, además de que Aneo escaparía y regresaría al cuarto de Clara para causar problemas.

El caso de una asesina desconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora