Sólo diré que este capítulo tiene una escena que les encantara.
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El sábado, a las dos y cuarto, Donghae había formado a la tropa para que transformara los salones y convirtieran una alegre boda por la mañana de tema caribeño en el festejo al que el secretamente llamaba Explosión Parisina.
—Todo marcha como la seda —dijo Donghae, que ya se había calzado sus zapatillas deportivas—. La novia quiere quedarse con los cestos, los jarrones y los centros que hayan sobrado. Habrá que ayudarles a cargar lo que no hayan regalado a los invitados. Beach y Tiffany, quitad las guirnaldas y las coronas, las de dentro y las de fuera. Empezad por el pórtico y luego seguid dentro. Tink, tú y yo empezaremos a decorar el salón principal. Cuando el pórtico esté preparado para colocar los nuevos arreglos, avisadme. Las suites de la novia y del novio ya están listas. Esperamos que la novia llegue a las tres y media para las sesiones de peluquería, maquillaje, vestido y fotos, que se harán en su suite. Necesitamos que la entrada, el vestíbulo y la escalera estén terminados antes de las tres y veinte, y el salón principal antes de las cuatro. Las terrazas, la pérgola y los patios a las cuatro cuarenta y cinco, y el salón de baile antes de las cinco cuarenta y cinco. Si necesitáis ayuda, venid a buscarme, a mí o a Heechul. Pongámonos manos a la obra.
Con Tink a su lado, Donghae salió disparado como una flecha. Sabía que Tink era de fiar cuando quería, y eso equivalía a un setenta y cinco por ciento de las veces. A cambio, Donghae únicamente debía enseñarle o explicarle las cosas una sola vez. Tink era una florista de talento... cuando quería. Además, en su opinión, tenía tanta fuerza que casi daba miedo.
Tink, diminuta y fibrosa, con su pelo azabache y cortado a lo bruto ahora lleno de mechas de color rosa en honor a la primavera, se abalanzó sobre los adornos de la repisa de la chimenea como un torbellino.
Descolgaron, embalaron, arrastraron, recogieron y se llevaron las velas naranja mango y blanco surf, las guirnaldas de buganvilias y los maceteros de helechos y palmeras.
Tink mascaba su sempiterno chicle. Frunció la nariz y el aro que llevaba en ella centelleó.
—Si alguien quiere palmeras y todo este rollo, ¿por qué no se va a la playa?
—Si se hubieran ido a la playa, no nos habrían pagado para recrear una.
—También es cierto.
Donghae abandonó el salón al recibir la señal y se dirigió al pórtico. Enroscó, drapeó y colgó kilómetros de tul blanco y esparció toneladas de rosas blancas hasta crear una entrada magnífica para la novia y sus invitados. Los coloridos maceteros con hibiscos y orquídeas dieron paso a unas enormes urnas blancas con millones de lilas.
—Los novios número uno y todos sus invitados ya han salido —le dijo Heechul.
Llevaba un traje gris muy sencillo, la BlackBerry en una mano, el busca enganchado en el bolsillo y el pinganillo colgando—. Caray, Donghae, esto es espectacular.
—Sí, lo será. La novia Monstruosa rechazó las lilas. Unas flores demasiado sencillas para ella. Pero encontré una fotografía que la convenció. —Dio un paso atrás y asintió—. Sí, vale. Perfecto.
—Llegará dentro de veinte minutos.
—Lo conseguiremos.
Donghae entró corriendo en la casa. Tink y Tiffany estaban trabajando en la escalera. Más tul y rosas blancas, combinadas estas con farolillos, y largas guirnaldas de rosas colgando cada veinte centímetros. Perfecto.
—Veamos, Beach, la entrada y los arreglos de la mesa de los regalos. Podemos cargar también con la primera de las piezas del salón principal.
—Puedo enviarte a JongWoon —dijo Heechul marcando en su busca—. Le he dicho que fuera al salón de baile a echarnos una mano, pero puedo pasártelo.
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Rosas que lastiman *EunHae*
FanfictionA los 11 años Donghae soñaba con bailar un vals nupcial en un jardín recóndito a la luz de la Luna. Y es que de pequeño, Hae fue el más romántico y soñador de sus amigos. Un romanticismo y unos sueños que ha volcado en sus dos pasiones: las flores y...