Capítulo 6

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 Hyuk, en el despacho que tenía en el segundo piso de una antigua casa urbana que había remodelado, estaba redefiniendo un proyecto en el ordenador. Cuando terminaba su jornada laboral, trabajaba en la ampliación del estudio de Wook y, dado que ni a el ni a JongWoon les urgía, podía replantearse, imaginar de nuevo y revisar la estructura general y los detalles más peliagudos.

Ahora que Heechul le había encargado un segundo proyecto para ampliar la primera y la segunda plantas, necesitaba volver a plantearse no solo los detalles y el diseño, sino la estructura entera. A su entender, era preferible decidirse por una sola actuación, aunque eso significara dar un carpetazo a su proyecto original.

Jugueteó con las líneas y con los cambios de luz como parte fundamental del espacio ampliado, que seguiría siendo el estudio. Remodelando el actual tocador y el archivo y aumentando los metros cuadrados de ambos, podría ampliar el cuarto de baño, añadir una ducha (la pareja sabría valorarlo en su momento), ofrecer a Wook el vestidor que deseaba para las clientas y doblar la zona actual de archivo.

En cuanto al estudio de JongWoon en la segunda planta...

Se retrepó en su asiento, bebió un sorbo de agua e intentó pensar como un catedrático de instituto de literatura inglesa. ¿Qué querría en su espacio de trabajo este profesional? ¿Qué necesitaría exactamente? Algo eficiente, con un aire tradicional...

Se trataba de JongWoon. Una librería empotrada en la pared. Mejor aún, en dos paredes.

Muebles cerrados con unos estantes superiores, decidió desplazándose en su despacho en forma de U, e hizo un rápido esbozo a mano. Además, unos armarios para guardar los artículos de oficina y los expedientes de los alumnos.

Nada insustancial, ni excesivamente elegante. Jong no era de ese estilo.

Madera oscura, pensó, imitando el estilo tradicional inglés. Y unos ventanales generosos que armonizaran con el resto del edificio. Inclinaría el tejado para truncar las líneas. Obtendría un par de lucernarios. Aislando una pared podría diseñar una hornacina. Convertiría el espacio en un lugar más interesante si incluía en él una zona de estar.

El lugar en el que todo hombre se refugia de la cólera de su esposo o en el que se instala cuando quiere echarse una siesta por la tarde.

Pondría una puerta en atrio y añadiría una terraza de dimensiones reducidas. Quizá el hombre querría tomarse un brandy y fumarse un puro. Era una posibilidad. Descansó un rato y volvió a enfrascarse en el partido que estaba viendo en la pantalla plana que tenía a su izquierda. Mientras iba dando forma a sus ideas, vio a los Phillies eliminar uno tras otro a los Red Sox.

Qué mierda.

Volvió al proyecto. Y pensó en Donghae.

Soltando un taco, se pasó una mano por el pelo. Había conseguido mantenerlo al margen de su vida. Se le daba bien compartimentar sus distintas facetas. El trabajo, un partido... e ir cambiando de tarea para dedicarse a otras cosas. Hae estaba metido en un compartimiento distinto, y se suponía que debía mantenerlo bien cerrado.

No quería pensar en el. No le favorecía en absoluto pensar en el. Estaba claro que había cometido un error, pero aquello tampoco era el fin del mundo. Había besado a ese chico, y ya está.

Y menudo beso, pensó. Un beso especial, de todos modos; un momento único. Esperaría unos cuantos días para que las reverberaciones se extinguieran y las cosas volvieran a la normalidad.

Donghae no era el tipo de chico que fuera a guardarle rencor por ello.

Por otro lado, el le había ido a la zaga. Hyuk frunció el ceño y bebió más agua. Sí, sin duda no se había quedado corto. Por lo tanto, ¿por qué iba a sacar las cosas de contexto?

Rosas que lastiman *EunHae*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora