—Le he dicho que haría la maleta en diez segundos. Qué mentiroso soy.
Se había aseado tras la jornada laboral, hidratado y perfumado cada palmo de su cuerpo. Donghae dobló una camisa y la metió en una maleta pequeña.
—Por supuesto, la ropa de andar por casa no es importante, pero... —Se volvió y sostuvo en alto un bóxer blanco de seda para mostrárselo a Heechul—. ¿Qué te parece?
—Es maravilloso. —Heechul dio un paso adelante y acarició el delicado encaje que entretejía el cuerpo de la prenda—. ¿Cuándo te lo has comprado?
—El invierno pasado. No pude resistirme y me dije que me lo pondría aunque solo fuera para lucirlo algún día en casa, cosa que no he hecho, claro. Lleva esta batita a juego. Me encantan las batas fastuosas para ponérmelas en un hotel, pero esta es romántica. Y me apetece vestirme con algo romántico después de cenar.
—Entonces es perfecta.
—Ni siquiera sé a dónde iremos a cenar, ni en qué hotel dormiremos. Me encanta. Me gusta la sensación de que alguien me lleve por sorpresa. —Donghae giró sobre sí mismo y puso el salto de cama en la maleta—. Quiero champán y velas, y darme el capricho de tomar un postre prohibido. Y quiero que Hyuk me contemple a la luz de las velas y me diga que me ama. No puedo evitarlo.
—¿Y por qué vas a privarte de eso?
—Porque tendría que bastarme su invitación por sorpresa, el hecho de estar con un hombre que ha planeado una noche así conmigo. Eso me hace feliz. Y tendría que ser suficiente.
Heechul se acercó a Donghae, que seguía haciendo la maleta, y lo acarició en el hombro.
—No tienes que ponerte límites, Hae. Si eso es lo que sientes, adelante.
—No pongo límites. Creo que no. Sé que vivo esta relación con altibajos y ahora lo que intento es controlar mis expectativas. Actuar como dije que actuaría cuando empezamos a salir. —Donghae se volvió hacia Heechul y le dio un apretón de manos—. Dije que quería divertirme y tomarme las cosas como vinieran. Llevo mucho tiempo enamorado de él, pero eso es cosa mía. En realidad, solo llevamos juntos un par de meses. No hay prisa.
—Hae, con los años que hace que te conozco, que son muchísimos, nunca has tenido miedo de decir lo que sientes. ¿Por qué tienes miedo de hablar ahora con Hyuk?
Donghae cerró la maleta.
—¿Qué pasará si él no está listo y, por el hecho de decírselo, considera que es mejor dejarlo correr y volver a ser amigos? Yo no podría soportarlo, Heechul. —Donghae se colocó frente a su amigo—. Supongo que no estoy preparado para poner en riesgo nuestra relación. Todavía no. Por eso voy a disfrutar esta noche, sin ningún tipo de presiones.
»Ay, tengo que ir a arreglarme. Bien, regresaré por la mañana a las ocho, a las ocho y media como muy tarde. Pero si por alguna razón me quedo pillado en un atasco...
—Llamaré a Tink y le obligaré a levantarse de la cama. Sé cómo hacerlo. Ella se encargará de la entrega matutina y empezará a clasificar el género.
—Bien.
Confiando en la capacidad de Heechul, Donghae se embutió en su traje.
—Volveré a tiempo —precisó poniéndose de espaldas para que Heechul pudiera subirle la alisarle la chaqueta.
—Me encanta este color. Citrino. Me da rabia que a mí no me favorezca. En ti, en cambio, deslumbra. —Se cruzó con los ojos de su amigo en el espejo, le pasó el brazo por la cintura y lo abrazó—. Pásalo muy bien.
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Rosas que lastiman *EunHae*
FanfictionA los 11 años Donghae soñaba con bailar un vals nupcial en un jardín recóndito a la luz de la Luna. Y es que de pequeño, Hae fue el más romántico y soñador de sus amigos. Un romanticismo y unos sueños que ha volcado en sus dos pasiones: las flores y...