Capítulo 18

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 A los cinco minutos de que Donghae entrara en casa, Wook apareció en la puerta.

—He esperado a que Hyuk se marchara —dijo Wook en voz alta mientras subía la escalera—. A eso lo llamo yo contención hercúlea. —Frunció el ceño al entrar en el dormitorio de Emma—. Estás deshaciendo la maleta y poniéndolo todo en su sitio. Odio tanta eficacia. ¿Por qué ninguno de vosotros es tan dejado como yo?

—Tú no eres dejado. Solo un poco relajado con tu espacio personal.

—Oye, eso me gusta. Relajado con mi espacio personal. Bueno, ya está bien de hablar de mí. Cuéntamelo todo. He dejado a mi amante sólito con su cuenco de cereales.

Donghae, con el traje de la noche anterior en las manos, giró con alegría.

—Ha sido fabuloso. Todos y cada uno de los minutos.

—Detalles, detalles, detalles.

—Un restaurante francés muy elegante, champán, suite del Waldorf.

—Eso es muy de tu estilo. Una cita orientada hacia lo elegante y llamativo; otra más informal, puede que un picnic en la playa, a la luz de la luna, con unas velas metidas dentro de unas pequeñas conchas...

Donghae cerró la maleta ya vacía.

—¿Por qué no estaré saliendo contigo?

—Formaríamos una pareja encantadora, es cierto. —Wook, pasándole un brazo por la espalda, se volvió hacia el espejo y estudió el reflejo de ambos: Donghae con sus tejanos ceñidos y una camisa veraniega, y el con el pantalón y la camiseta de algodón con los que había dormido—. Impresionante de verdad. En fin, podemos reservárnoslo por si las cosas no nos salen bien.

—Siempre ayuda tener un plan B. Oh, Wook, ha sido una noche perfecta. — Donghae se volvió, se apretujó contra Wook y luego hizo una pirueta—. No hemos dormido. Ni un minuto. Es increíble que tengamos tanto de que hablar, tantas cosas que descubrir el uno del otro. Charlamos durante toda la cena y luego fuimos a dar un largo paseo. Él había dispuesto que nos subieran champán, encendieran unas velas y pusieran música.

—Uau.

—Bebimos champán, hablamos e hicimos el amor. Fue tan romántico... — Donghae cerró los ojos con un murmullo y se abrazó a sí mismo—. Luego seguimos hablando y bebiendo más champán, y volvimos a hacer el amor. Hemos desayunado a la luz de las velas y...

—Habéis vuelto a hacer el amor.

—Sí. Hemos regresado a casa en medio de un tráfico espantoso, con la capota bajada, y la circulación no nos ha molestado. Nada nos molestaba. Nada podía afectarnos. —Volvió a abrazarse a sí mismo—. Wook, soy feliz. Siempre estoy feliz.

—Sí, menuda lata.

—Lo sé, pero te aguantas. En fin, soy feliz, y nunca pensé que podría llegar a serlo tanto. Ignoraba que fuera capaz de sentir todo esto, que tendría ganas de saltar, de bailar, de hacer piruetas y cantar. Como Julie Andrews en lo alto de la montaña.

—Oye, de eso ni hablar que es un latazo.

—Ya lo sé, estoy hablando de cómo me siento. Por mucho que imaginara cómo sería estar locamente enamorado, no tenía ni idea.

Donghae se dejó caer encima de la cama y sonrió mirando al techo.

—¿Siempre te sientes así, con JongWoon quiero decir? Wook se sentó a su lado.

—Nunca pensé que me enamoraría. En realidad, no. Nunca pensé en el tema como pensabas tú, ni lo pretendía. De alguna manera, se presentó calladamente, pero también me cayó encima como una tonelada de ladrillos. Sigue desconcertándome que sienta algo así, y no me refiero a la faceta de hacer piruetas y cantar, porque ni siquiera me sentiría cómodo. Sin embargo, noto esas ganas de saltar y bailar. Y existe otra persona que siente eso mismo por mí. Háblame de tu desconcierto.

Rosas que lastiman *EunHae*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora