35- Dos meses después

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LENA

Cuando me marché a National City nunca pensé que me llevaría tanto tiempo recuperar mi empresa.

El primer día que pasé lejos de Kara y me llamó le dije que no podría ir el fin de semana a verla, y no lo hice. Ni ese, ni el siguiente, ni el otro.

Estaba tan ocupada intentando que Luthor Farms no acabara en banca rota que las semanas volaron y, cuando quise darme cuenta, habían pasado dos meses.

Dos meses en los que no había podido escaparme ni un mísero fin de semana para ver a Kara. Dos meses en los que apenas hablábamos una vez por semana, para mantenernos al día.

Unas conversaciones que no superaban los diez o quince minutos, en la mayoría de casos por mi culpa. O bien Kara me llamaba en un mal momento o bien estaba demasiado cansada para atenderla.

Y me sentía terriblemente mal por estar haciéndole eso a alguien que se supone que debía estar ganándome para que me diera otra oportunidad.

Pero estaba haciéndolo fatal y, cada noche, cuando me acostaba en mi cama vacía me fustigaba por no estar cuidándola como debería y por haberla abandonado, literalmente, cuando le dije que me quedaría con ella.

Pero Jack Spheer lo complicó todo, lo más fácil hubiera sido acostarme con él. Y, aunque sé que dije que haría cualquier cosa por salvar la empresa, tener sexo con ese hombre no entraba en mis planes.

Por eso, tuve que rechazar su oferta y buscar inversores hasta debajo de las piedras mientras Jack seguía insistiéndome en que era mi única opción para salvar la empresa.

Cuánto más desesperada estaba más me insistía, con la esperanza de que finalmente cayera en su chantaje. Pero no lo hice, nunca me rendí.

En esos momentos de debilidad la imagen de Kara y de mis futuras hijas venía a mi mente, dándome fuerzas para rechazar el trato fácil y seguir intentándolo con todas mis fuerzas.

Estaba haciendo esto por mí, pero también por ellas. Y no podía volver a decepcionar a Kara.

Tenía que recuperar la empresa utilizando únicamente mis tácticas de negociación y, aunque reconozco que hubo días que mi frustración por no conseguir resultados me llevó a cenar en más de una ocasión con Jack, nunca permití que fuera a más.

Aunque, para ser honesta, hubo una noche que estuve apunto de ceder. Una noche que estuve apunto de acostarme con él, y que Eve evitó.

Sin saberlo, mi secretaria me salvó de cometer uno de los peores errores de mi vida y se lo agradeceré eternamente.

Gracias a ella recuperé mi empresa sin necesidad de ceder al chantaje de Jack y en apenas un par de semanas la tendencia al alza se disparó.

La última semana había estado muy ocupada preparándolo todo para mi ausencia. Hablé con Eve, y le di más responsabilidades que aceptó encantada. Con un incremento en su nómina, por supuesto. También delegué parte de mi trabajo a los empleados de más confianza.

Kara estaba en la recta final de su embarazo y no pensaba volver a la oficina hasta que diera a luz a las pequeñas. Y no era negociable.

Hoy es sábado, y estoy deseando subirme al coche y recorrer millas hasta Midvale para encontrarme con Kara, que ya estará en su séptimo mes de embarazo. Solo espero que pueda perdonarme por mi ausencia y que me de la oportunidad de estar con ella los dos últimos meses que le quedan.

Sabía que no podía presentarme después de dos meses con las manos vacías y por eso la semana pasada encargué un colgante para Kara en una joyería muy exclusiva de la ciudad, que se dedicaban a realizar creaciones personalizadas.

Cambio de aires (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora