diecinueve.

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Son los rayos de luz que entran por la ventana y el aroma delicioso a desayuno recién hecho los que me obligan a pararme de la cama en la mañana.

Salgo de mi cama y puedo observar que los platos de mi cena de anoche no están, así que me limito a salir de mi cuarto y con los ojos aún entre cerrados bajo las escaleras.

— Buenos días, mami —digo aún medio modorra y sin mirar nada. Me siento en el comedor y entonces una risa a carcajadas hace que despierte al cien por ciento.

Bryan está de pie frente a mí con una espátula en la mano, ahogo un grito pues no es algo que acostumbres ver un lunes por la mañana.

—Buenos días para ti también, mi niña —suelta en tono burlón.

— ¿qué estás haciendo aquí? ¿no te habías ido ya? —pregunto limpiándome las lagañas de los ojos.

—La sra Laura —lo miro mal y burlona al escuchar como se expresa de mi mamá—, Laura —se corrige—, me mandó mensaje hace unas horas. Me dijo que tenía que salir de urgencia y que les avisara a ustedes.

— ¿por qué no nos aviso directamente a nosotros? —arqueo una ceja y él se encoge de hombros.

— Yo que sé —se limita a contestar y da media vuelta para seguir con el desayuno.

— ¿y mi hermano? —pregunto al escuchar la casa tranquila.

— Llegó hace un rato, solo se arregló y salió. Me dijo que tenía que hacer trámites de adulto en cuestión a la academia — contesta

— ¿cuánto tiempo llevas despierto? —pregunto sin entender como hace para tener tanta energía tan temprano.

— Bastante — rie—. ¿desayunas? —pregunta mirándome y me limito a asentir con la cabeza.

Bryan acerca un plato con lo que parece ser pechuga de pollo, acompañado de verdura y más guarniciones. Después acerca otro plato con hotcakes, uno más con yogurt y granola y por último jugo de naranja natural.

— ¿esperas que crea que hiciste todo esto tú solo? —pregunto sorprendida al ver todo sobre la mesa. Él asiente satisfecho.

— claro que sí — sonríe orgulloso de él—. Soy una persona mañanera y me gusta desayunar bien. Aparte te espera un día pesado —lo observo y en seguida me sorprendo.

— ¿y tú cómo sabes el día pesado que me espera?

—Anoche no dejabas de repetirlo mientras dormías —Lo miro apenada—. Hasta dormida piensas en trabajo.

—No es trabajo si lo ves por el lado de que me gusta hacerlo —reprocho y él ríe.

Toma un plato igual al mío y se sienta frente a mí. Pone ambos codos en la mesa y me observa mientras como.

—Esto esta delicioso —le digo con la boca llena y suelto una pequeña risita al darme cuenta que él se esta burlando de mí.

—Gracias por invitarme a desayunar — Diana baja las escaleras cien por ciento arreglada y entonces es cuando Bryan me quita la mirada de encima.

—Buenos días —se limita a contestar por ambos. Yo solo la observo sin ninguna expresión en el rostro—. Todavía hay un poco en la cocina por si quieres —suelta Bryan refiriéndose al almuerzo.

Diana suelta una risa irónica y nos observa simultáneamente, se muerde el labio inferior y niega repetidamente con la cabeza.

—No gracias —es lo único que contesta antes de salir por la puerta principal.

Observo fijamente a Bryan, él no le quita la mirada de encima pero en el momento en que ella cierra la puerta tras si, el castaño se levanta corriendo de la mesa.

Si estuviéramos juntos (Bryan SK, Fede Vigevani)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora