PARTE 2🥀

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PARTE 2🥀

Las calles estaban tranquilas y silenciosas. El bullicio de la aldea de la hoja ahora se mantenía pausado gracias a la noche.

Eso le gustaba. Sarada era como la noche misma. Amaba la luz tenue y el viento nocturno entre las largas hebras de su cabello negro.

Su teléfono se apagó cuando la batería marco cero carga, la última vez había visto que eran cerca de las doce veinte de la madrugada.

El hokage había insistido mucho en que se fuera a casa y que él podía terminar los pendientes.

Había tanto papeleo que sólo pensaba lo tedioso que era ser hokage respecto a ese tema. Quizá por ello Naruto se escabullia debes en cuando huyendo de la mirada de Shikamaru Nara.

Eso la hizo sonreír un poco.

A medio camino se quedó ahí parada contemplado el camino a su casa pero giró y sus pasos la llevaron de nuevo a donde estaba él.

Aceleró el paso al recordar un puesto de comida que aún estaba abierto cuando paso, quizás él tendría hambre y bueno ella también tenía hambre ¿Por qué no cenar juntos?

No es como si antes no lo hubiesen hecho después de todo si pudiera contar las veces que ceno en casa de la familia Uzumaki y cuantas ellos cenaron en la suya tardaría años.

Caminó mucho mas rápido.

Llegó justo antes de que cerrarán. El dueño decía que pronto llovería y no quería estar ahí para cuando eso pasará.

Sarada observó el cielo nocturno y confirmó aquello, la luna no estaba a la vista ya y una pequeña bruma se notaba, llovería a cántaros seguramente esa noche.

Cuando tuvo el pedido en sus manos y pagó siguió su camino hacía la oficina del hokage, la torre. Aquel viejo edificio era de las pocas cosas que aún se conservaban del «viejo» Konoha.

A ella le gustaba mucho y quizás pecaba de anticuada como su padre pero le encantaba como eran las cosas en la época de sus padres cuando eran más jóvenes.

Cuando su mamá y su papá se reunían con el séptimo y otros amigos ella solía oír sus aventuras, Shino-sensei era muy observador y juraba haber sido el primero en reconocer a las parejas de aquellos novatos.

Al oír sobre Naruto era cuando más atención solía prestar. Su historia o parte de la que ella sabía era admirable y un ejemplo de lucha constante.

Esa era una de las cosas que ella admiraba del hokage. Alguna vez Chōchō le pregunto que le veía a un viejo como él.

La respuesta era difícil de exponer pero pese que sólo le dijo que era admiración, también le gustaba físicamente.

Alto, fuerte, guapo y con una sonrisa capaz de derretir a cualquiera. Esos ojos azules que la hacían estremecer y sentir nervios.

Desde niña sentía un revoloteo en su estómago cuando lo veía. Cada año ella pedía el mismo deseo... Que ese sentimiento se esfunara pero en su último cumpleaños, el número dieciocho supo que eso no ocurriría.

Las pequeñas gotas de lluvia la hicieron volver de sus pensamientos -sus mejillas ardían y no podía borrar la sonrisa -corrió mucho más rápido y sin pensarlo entró a la oficina.

- ¿Sarada-chan?

Estaba más oscuro de lo que recordaba. Naruto se sentó en el sofá donde antes había estado recostado- ¿Qué haces aquí?

-Tenía hambre y pensé que usted también tendría -se felicitó a sí misma por sonar tan normal, tan ella.

- ¡Eres muy atenta Sarada-chan! -le hizo una seña para que tomará asiento junto a él en aquél sofá.

Querido Hokage 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora