PARTE 4🌹

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PARTE 4🌹



El viento soplaba sobre su rostro. Ella sabía perfectamente que no debía molestarse, ofenderse o sentirse triste por aquellas palabras.

¡Al fin de cuentas eran la verdad!

Naruto la había visto crecer junto a sus hijos. La había cargado en sus brazos como a sus hijos...

La veía como su hija, dolía. Dolía mucho y no debía ser así.

Sin darse cuenta unas traicioneras lágrimas caían por sus mejillas. Una tras otra sin darle tregua mientras ese nudo en la garganta la quemaba, la asfixiaba lentamente.

¿Dónde estaba Sarada Uchiha?

¿Dónde había dejado ese temple?

Que estupidez tan grande. Se sentía tonta, ridícula.

Rota.

Sarada Uchiha era nueva en esto del amor... En esto llamado «desilusión» en la academia, en la casa... Nadie la había preparado para esto.

Su madre había charlado con ella de esos temas un par de veces pero realmente sentir la desilusión y el desamor en carne propia era totalmente distinto a imaginarlo y oírlo de boca ajena.

Después de todo su madre había resultado airosa. Si bien la relación con su padre comenzó siendo incierta hoy en día eran una pareja sólida que se apoyaba en todo y él siempre recurría a Sakura como su aliada y amiga. Todo lo consultaban juntos, y siempre llegaban acuerdos.

Y pese que al inicio nadie apostada por ellos al final su amor fue una realidad.

Sarada no se sentía tan fuerte como su madre para amar durante años a un hombre tan... Voluble, tan complicado.

Prefería el desgaste físico del entrenamiento, de una batalla... Heridas... Golpes y la peor dolencia física que la sentimental.

Limpio las lágrimas con ambas manos y volteo hacía atrás.

Se había planteado entrar de nuevo y hacer de cuenta que nada ocurría. Esconder sus sentimientos era algo que podía hacer. Claro que si, ella podría.

Entonces se percató de que alguien estaba ahí no tenía mucho tiempo por que lo habría notado enseguida pero tampoco es que esa presencia le resultará un peligro.  Aquella chica, la esposa del viejo Kurama.

Rubia. Piernas largas. Unos ojos celestes realmente bonitos pero un andar engreído y una pinta de presumida que la rodeaba.

—Si quieres que un hombre mayor te deseé... Deja de actuar como niña.

Le dijo la chica mientras la observaba con cierta lástima. Incluso pena o posiblemente empatia pero Sarada no necesitaba eso realmente.

—No busco que me deseé ningún hombre mayor.

Respondió tajante, Sarada.

—Se nota a leguas que te gusta, y por tus lágrimas creo que lo amas. Es muy triste tu caso.

Aquella mujer parecía haber leído a Sarada en cuestión de minutos pero no es que ella fuera obvia pero durante el viaje la mujer observó las miradas y la manera que ella le respondía al hokage. No la culpaba era un hombre muy guapo y caballeroso ¿qué jovencita no se enamoraría de él?

Sarada decidió irse de ahí, no quería dejar viudo al viejo.

Y no pensaba oír más a ese mujercita.

— ¡Espera! —le dijo la mujer. —Lamento ofenderte, pero en verdad... Deberías hacerle ver que no eres su hijita.

—Es mi hokage, es un hombre casado jamás pretendería nada.

Querido Hokage 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora