PARTE 1🌹

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-Creo que debería desertar.

Chōchō alzó una ceja e hizo bolita la envoltura de unas frituras. Tomó a su amiga de los hombros y la miró y finalmente - ¿Eres una cobarde?

-No, es sólo que no creo que sea buena idea.

- ¿Así quieres ser hokage? -soltó a su amiga y movió los brazos al aire - ¡Sarada Uchiha, provocas estrés en mí y sabes que comó mucho cuando me estreso! ¿Eso quieres?

Sarada negó pero seguía pensando que era mala idea. Hace semanas la idea parecía estupenda, insistió a su madre mucho para que la apoyará, le insistió a Shikamaru Nara, incluso su esposa Temari se vio involucrada y su padre se mostró orgulloso de ella.

Sí desertaba de su decisión decepcionaría a muchos, incluso a ella misma pero ahora que estaba ahí parada frente a la torre del hokage sintió un malestar estomacal. Sus manos comenzaron a sudar y su corazón parecía estallar. Tenía miedo de verlo pero al mismo tiempo mucha emoción.

Al final siguió los consejos de su amiga y prometió dar lo mejor de si misma. Pero de camino a la oficina del hokage se quedó parada frente a la puerta. Las piernas no le respondían y sentía que se desmayaría.

Entonces la puerta se abrió dejando ver al sonriente padre de Inojin, Sai. -Sarada, que agradable verte ¿Cómo esta tu madre?

-Excelente, pronto volverá a trabajar.

-Quizás deba tomarse más días de vacaciones, Ino puede hacerse cargo.

Sarada sonrió -Lo sé pero mamá es una adicta al trabajo.

Ambos rieron y después de un par de palabras mas la puerta entreabierta la hizo volver a la realidad.

¡Era ahora o nunca!

Entró y cerró tras de ella. Detrás de un montículo de papeles sobresalían unos cabellos rubios, rebeldes.

No pudo evitar sonreír y sentir un revoloteo en su estómago. Quiso abrir la boca y decir algo pero las palabras no lograban salir.

Temía tartamudear o que la lengua se le trabará, eso era tan patético pues ella era una chica segura de si misma y quizás a veces, sólo a veces parlanchina como su mamá.

Había hablado en público muchas veces y había sido líder en misiones pero nada se comparaba a los nervios que le causaba estar cerca de Naruto Uzumaki.

Hoy simplemente las palabras no salían con fluidez. Entonces aún ahí parada en silencio y observando lo poco que podía ver de él en un instante la silla rechino y él se puso de pie.

Bostezo y alzó los brazos. Seguramente de nuevo había llegado entrada la madrugada. Era tan comprometido que a veces no entendía porqué Boruto se quejaba tanto.

Lo observó rascar su nuca para después tomar un sorbo de su tasa de café.

¿La había notado?

Claro que sí. Era un ninja, era el hokage, un héroe. Era perfecto.

-Sarada-chan, creí que me dejarías plantado.

Querido Hokage 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora