Blanco y negro y en el medio

Capítulo 26: Figura que se calienta, corazón que se agita

Algo la está cegando. Le duelen los ojos.

Tiene los ojos cerrados, se da cuenta. También se sienten pesados, porque es muy difícil abrirlos.

Ella no puede mover sus extremidades. Todo parece demasiado pesado.

Algo suena a un ritmo constante justo al lado de ella. Está perforando sus sensibles oídos.

Es un sentimiento familiar. Tiene una sensación de déjà vu.

Obliga a sus ojos a abrirse, pero solo puede abrirlos un momento. Sea lo que sea lo que está viendo directamente en ella, la está cegando, por lo que hace todo lo posible por apartar la mirada de él. Mira hacia un lado sin mover la cabeza porque nota algo muy distinguido que destaca al brillo.

Una figura negra.

Su visión borrosa no le permite distinguir sus características.

Pero ella no necesita hacerlo. Ella ya sabe quién es sin siquiera mirarlo claramente.

Tan rápido como está despierta, sus ojos se cierran lentamente y cae inconsciente una vez más.

Ella se siente segura en su presencia. Todo va bien cuando él está aquí.

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La luz la vuelve a cegar pero no le hace daño a los ojos. Ella es mucho más consciente, más despierta. Tiene los ojos cerrados, pero sabe que ahora está despierta. Moverse parece mucho menos pesado, mucho más fácil. Podía sentir que su rostro se contraía en una mueca mientras dejaba escapar un gemido ahogado.

Lo primero que siente es su mano sobre la de ella.

Finalmente abre los ojos, mucho más fácil que la última vez. Parpadea lentamente la somnolencia y la borrosidad. La luz sobre ella brilla directamente sobre ella. Ahora puede girar la cabeza. Ella mira a su izquierda y ve la máquina de frecuencia cardíaca justo al lado de su cabeza, la fuente del pitido.

Junto a la máquina está él.

--"Hey."-- comienza Sho, susurrando en voz baja. Su mano se aprieta alrededor de la de ella.

--"Te ves más muerto que nunca."-- dice con voz ronca, sintiendo su garganta seca. Sho ya está en movimiento, alcanzando el vaso de agua que está justo al lado de su cama.

--"Estabas llamando a la puerta de la muerte, estaba jodidamente preocupándome por ti mientras la mantenía cerrada para no dejar que el hijo de puta te atrapara."-- responde Sho secamente en voz baja mientras lleva la pajita a sus labios.

--"Bonitas palabras."-- responde después de un buen sorbo, su garganta ahora se siente mucho mejor y podía hablar mucho mejor.

--"Culpa a mi pareja."-- Él guarda el vaso y su mano vuelve a rodear la de ella. Ella siente que lo aprieta. Se las arregla para retroceder aunque débilmente. Su otra mano presiona un botón fuera de su campo de visión.

--"¿Cuánto tiempo he estado fuera?"-- ella pregunta.

--"Aproximadamente una semana."-- responde. Ella siente que su mano se aprieta de nuevo. --"Ha sido una semana larga."--

--"Lo siento."-- solo puede decir, haciendo todo lo posible por igualar su agarre. Ella lo ve soltando un gran suspiro por la nariz, su cuerpo se hunde junto con él.

--"Eri está muy preocupada."-- revela. Siente que sus labios se estiran en una suave sonrisa. Esa niña puede colarse en el corazón de cualquiera. --"Ella se alegrará cuando sepa que estás despierta."--

--"Estoy conmovida."--

En ese momento, entra un rostro familiar. Es el mismo médico que la trató la última vez que estuvo aquí.