CAPÍTULO 4

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Habían pasado algo más de dos semanas desde lo ocurrido con Mike en la librería,  y lo cierto es que no habíamos vuelto a hablar desde entonces. Le envié un whatsapp diciéndose que presentaría el trabajo del profesor Muller por mi cuenta, y le sugerí que él debería hacer lo mismo. Ya se me ocurriría alguna excusa para el profesor por no haberlo hecho con mi pareja, tal y como nos pidió.

Mike no había vuelto a aparecer por clase desde entonces, y aunque yo no dejaba de darle vueltas a todo y preguntarme una y otra vez por qué habría actuado así conmigo, decidí que no tenía derecho a husmear en su vida, ni mucho menos remover lo ocurrido aquel día. Así que no volví a ponerme en contacto con él, pese a que a veces me resultaba muy difícil no coger el teléfono y llamarlo sin más.

Mentiría si dijese que no me importaba lo que estuvieron discutiendo él y la dependienta aquella desafortunada tarde, pero lo que estaba claro es que entre ellos había algo más que yo desconocía.Puede que a la chica no le gustara encontrarlo conmigo y creyó lo que no era. O que Mike me hubiese llevado allí con alguna intención. Lo que estaba claro es que tuvieron algo y ahora, por algún motivo, estaba roto.

Aria , normalmente la gente rompe por algún motivo.

Cállate conciencia.Estaba muy bien sin ti.

No puedo salir de tu cabeza.

¡Pero sí puedes callarte!

Si  me callase, ya habrías perdido la poca dignidad que te queda.

Uff... Eso ha dolido.

Conciencia 1 - Aria 0

Hoy por la tarde he quedado con Sophie para ir a la nueva cafetería que han abierto en el centro. Todo el mundo habla de ella y ha venido a inaugurarla una influencer súper famosa, así que si no pasas por allí a tomar un café, no existes.

Sophie y yo compartimos la clase de la profesora Brown, Historia de la Psicología, y nos llevamos mejor que bien. Se podría decir que es la mejor amiga que tengo aquí desde que llegué a la Uni, que no hace nada de tiempo, pero cuando nos conocimos fue algo excepcional. Me senté a su lado en la primera clase de Historia, nos saludamos y empezamos a hablar como si fuésemos amigas de toda la vida, un alma gemela o algo así, pensé. Todo fluía entre nosotras.

Sophie es una chica muy agradable, simpática y divertida,  con la que puedo hablar de cualquier cosa sin miedo a que me juzgue, y se le da genial dar consejos.

El año pasado había estado saliendo con el capitán del equipo de fútbol de la Facultad por lo que se encontraba en una muy buena posición social dentro del mundo universitario. Por donde pasaba era el centro de todas las miradas.Sus ojos grandes de color avellana y su melena larga, rubia y perfectamente peinada, hasta los peores días de lluvia londinenses, que eran casi todos, no dejaban indiferente a nadie. Ni siquiera a mí, que en alguna ocasión traté de imitarla sin éxito.

- ¡Pero qué tonta eres!- me dijo cuando se lo revelé-.Si eres la chica más guapa que conozco recién levantada.

Y es que algunas mañanas, antes de ir a la facultad, tomábamos un café a través de Skype mientras todos dormían en casa. Nos resultaba muy divertido.

En alguna ocasión me había invitado a salir con su grupo de amigos, pero aún no me sentía preparada. Yo tan cohibida y sus amigos tan fogueados. Y es que Sophie conocía a todo el mundo. De modo que opté por ir paso a paso y, de momento, me conformaba con tenerla a ella como lo que era: una muy buena amiga.

La mañana se me había hecho eterna. Tuve tiempo de ordenar mi habitación, estudiar, elegir la ropa que me pondría, aunque de esto último hubo numerosas y muy diversas opciones hasta decidir definitivamente el outfit para esa tarde. Charlé un buen rato con mamá, cosa que no era muy habitual porque ella siempre está liada trabajando y nuestros horarios no solían coincidir en casa. Y es que me apetecía tanto quedar con Sophie que el tiempo parecía estancado y los minutos de mi reloj a duras penas lograban avanzar.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora