CAPÍTULO 13

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Los Wilson pasaron a ser el principal tema de conversación durante el almuerzo, relegando a Angela a un segundo plano, cosa que no le molestó lo más mínimo.

- Al contrario, savia nueva en el barrio. Los vecinos de siempre no son novedad y de vez en cuando se agradece ver caras nuevas- opinó Angela.

Antes de sentarnos a la mesa subí a mi habitación y me cambié la sudadera por el jersey azul que había dejado sobre la cama por la mañana. Esos momentos de duda matutina me matan.

- ¡Aria, baja por favor! - me llamó mi padre desde la cocina.

- Bajo enseguida - contesté mientras terminaba de recogerme el pelo en una coleta. Si algo molestaba a mamá era verme comer con la melena suelta.

Bajé las escaleras con rapidez y me dirigí al salón donde estaban mis padres reunidos con Angela. Mi hermana también se había puesto cómoda.

- Había olvidado que aún conservo algunas prendas en el armario de mi habitación. Y lo agradezco. Este jersey de cashmere es ideal- dijo pasando la mano por la suave manga de la prenda.

- Por cierto, ¿quiénes son los nuevos vecinos y de dónde vienen?- pregunté fingiendo absoluta ignorancia.

- Por lo visto son seres humanos - respondió con su característico sarcasmo.

Dejé los ojos en blanco y le mostré mi dedo corazón. Ella sonrió y apoyó los pies sobre la mesita del centro.

- ¡Esos pies!- dijo mamá en una de sus idas y venidas de la cocina al salón.

- Pues no sabemos mucho más que tú - respondió mi padre ajustándose la americana. Pero, como te dije antes, tienen un hijo de tu edad, Aria.

Eso ya lo sé. Y algún detalle más- pensé. Pero no iba a revelar nada de lo ocurrido entre James y yo. Levanté las cejas, miré a mi hermana y ella me devolvió el gesto sonriéndome de nuevo. Una sonrisa que ella sabía que solo yo podría descifrar

Después del almuerzo mamá se levantó diligente y subió a su habitación. Al rato bajó con un bonito traje de tweed verde claro y los labios pintados de rojo.

- Bueno, vamos a ir a visitarlos - dijo mamá dispuesta a salir por la puerta del brazo de papá.

- ¿A visita a quién?- pregunté extrañada.

- Pues a los Wilson. Nos han invitado a tomar el té, a nosotros, a los Major y a los Stanfield. ¿Voy bien? - preguntó alisándose la falda y sin importarle demasiado lo que dijéramos. Mamá era muy guapa, y sabía que hasta en pijama causaba buena impresión. ¡Vamos! ¿Pero qué estáis esperando?- se quejó desde la puerta. Nosotros nos vamos y no tardeis en llegar.

- ¿En serio tenemos que ir a tomar el té con los Winston?- preguntó Angela tirándose en el sofá desganada por completo.

- Wilson- la corregí.

- Pues ya me caen mal- aseguró. - Me apetecía tomar una copa mientras charlábamos los cuatro frente a la chimena, pero no va a poder ser- dijo poniéndose en pie resignada. Lo dejaremos para esta noche. ¿Vamos?

Nos dirigimos a casa de James y he de decir que no fuimos las primeros en llegar, ni mucho menos las últimas, ya que habían invitado a más vecinos de los que mamá creía. En seguida busqué a James, pero no estaba allí. Probablemente estaría encerrado en su habitación sin querer saber nada de lo que estaba ocurriendo abajo.

Jenna Davis, la anfitriona de servicios comunitarios, nos recibió con un cálido abrazo y agradeció que hubiéramos asistido a casa de los Wilson.

- Todos hemos sido recién llegados alguna vez y es muy agradable que los demás nos dieran la bienvenida- aseguró dándome una palmadita en la mano. Después, Jenna nos condujo al salón donde encontramos al resto de vecinos reunidos charlando unos con otros.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora