—Tarde o temprano sabrás como ocurrió todo, aunque te esmeres en interrumpir—dijo entre carcajadas.
—Ok—bufé—No interrumpiré lo juro.
—Comencé a tocar pequeñas notas, luego cree una canción. Corrí hacia el auto en donde se encontraba mi madre para mostrársela, pero en el camino caí al suelo y la guitarra se quebró. En ese instante supe que todo aquel día seria doloroso. No había nada más en el mundo que amase como amaba a mi guitarra—dijo melancólico, pude presentirlo en el tono de su voz—Decidí tomar asiento sobre la arena y observar como mi familia jugaba y se amaban de manera feliz, como si yo no hiciera falta. Sabía que por mi enfermedad y manera de pensar la vida me deparaba con pocos minutos de alegría. Pero aun así seguía allí, luchando para los demás, aunque el dolor en mi alma fuera negro y pesado. No podía más, no quería más, ya no quería vivir. Dime…—dijo mirándome directamente a los ojos, sintiendo como esa mirada trataba de leer lo que yo sentía o pensaba— Dime dulzura —volvió a decir mientras se acercaba a mi lentamente— ¿Cómo alguien puede respirar contra su voluntad?
Negué con la cabeza, no sabía la respuesta.
—Exacto—susurró—Yo tampoco se aun como lo lograba. Corrí hasta acá—dijo palmando donde nos encontrábamos sentados—y mire el mar, el gran y espacioso mar. Y decidí que aquellos minutos serían los últimos en mi vida, tan inesperados como la muerte repentina de mi guitarra.
Le mire incrédula y me lance a sus brazos. Tapando con mi pequeña mano sus labios impidiendo que siguiera relatando todo. No podía sopórtalo.
—Calla Finn calla—le pedí con un nudo en la garganta.
—Preciosa, debes ser fuerte y oírlo—dijo con tranquilidad mientras besaba mi mano y me miraba a los ojos.
—No quiero—me negué.
— ¡Yo me lance por aquella roca!—gritó al ver como yo con mis manos tapaba mis oídos— ¡Me lance por allí, fui un cobarde y lo sigo siendo!—volvió a gritar.
Saqué las manos de mis oídos y le miré asustada mientras mi mirada se desvanecía en dirección a la roca, en donde las olas chocaban creando hermosas imágenes. Todo se comenzó a mover en cámara lenta: La mano de Finn tomando la mía y está zafándose de él. Una sonrisa que se había creado en sus labios quedo en nada, quedo hecha una línea recta sin emoción. Mis ojos dilatados trataron de no votar lágrimas. Pero yo sabía que aquello sería una misión imposible.
— ¡¿Por qué?!—grité poniéndome de pie.
—Porque lo necesitaba—murmuró impaciente ante mi reacción.
—Finn—sollocé.
—Lo siento—balbuceó. Y mi mente ya estaba hecha un lio.
—Te amo—dije tratando de calmar mi respiración—Pero eso no impide que odie este momento.
—Yo te amo más—susurró y me envolvió con sus fuertes brazos—Y no te pido que ames este momento, solo te pido que comprendas lo que hice.
—Jamás podré hacer eso—susurré sobre su cuello—Pero jamás tampoco podre dejar de amarte.
—Te amo Rachel y sé que te hubiera amado de esta dolorosa manera vivo, tanto como lo hago ahora muerto.
Hundí mi rostro en su cuello y trate de calmar mi respiración sintiendo la de él a un ritmo lento.
—Supongo que lo nuestro se llama destino—pensé en voz alta al momento en que buscaba sus labios.
—El destino existe para los vivos—susurró Finn antes de capturar mis labios por completo. Fue un beso hermoso, lleno de amor y sentimientos que me alejaban de la maldita realidad que nos rodeaba. Su lengua con la mía hacían la mezcla perfecta y yo no sabia si dejar que mi corazón se derritiera o solo quedarme en silencio
—Tu estas vivo Finn—dije luego de que sus labios dejaran de ofrecerme ese perfecto beso.
—Tú me haces sentir vivo, esa es la gran diferencia—dijo para luego volver a besarme con aquella pasión y dulzura tan representante en el.
—Supongo que no estaremos todo el resto de la tarde que queda tratando este tema ¿cierto?—le consulté sonriendo.
—No—respondió—quiero preguntarte algo—dijo algo intranquilo.
—Dime Finn—le pedí sonriendo y tomando sus manos.
— ¿Aún piensas en Jesse?—consultó.
—Algo, trato de no hacerlo.
—Él, Jesse era un enviado, quiero decir: hay alguien que no esta entre nosotros que te quiere hacer daño—me explicó.
Le mire perpleja y trate de caer en cuenta de que puede haber amor entre los muertos como también puede haber odio.
— ¿Pero ya no hay peligro?—consulté.
—Mientras yo este a tu lado jamás—me dijo sonriendo y luego beso mis labios lentamente.
—Gracias—murmuré y me lancé a sus brazos. No se que haría sin Finn.
El acarició mi cabello y beso mi frente con sus delicados labios.
—Hay otra cosa que quiero decirte—dijo elevando mi rostro con sus manos.
—Habla Finn—le animé.
—Esto es algo complejo para mi, jamás lo he consultado y bueno... no lo sé...
—Finn me pones nerviosa habla luego—le interrumpí y carcajee al ver su rostro tan intranquilo.
—Ok—arreglo su voz fingiendo una pequeña tosesita y luego me miro a los ojos con esos pequeños y hermosos ojos que el solo tendrá siempre—desde que te vi en la escuela antes de que ocurriera todo lo que ocurrió con mi vida, sentí algo muy atrayente a ti. Te seguía por los pasillos y procuraba no encontrarme contigo nunca, digamos que yo era tu gran admirador secreto. Me encantaba la forma en que te escabullías a la biblioteca y la forma en que tratabas de evitar a la gente. Amo la forma en que mueves tus manos cuando estas nerviosa y me fascinaste desde el día en que te observe sonreír entre mis brazos. En simples palabras me encanta cada detalle perfecto e imperfecto de ti.
— ¿Me conocías desde antes y jamás me hablaste en la escuela?—le pregunté asombrada. Aun no podía creerlo.
—Siempre fui tímido—susurró y sonrió.
—Pero Finn—murmuré.
—Aun no termino—susurró—Ahora, Rachel ahora que estamos conectados, ahora que puedo decir que te amo, ahora que se que seremos siempre uno, ahora amor te pregunto ¿Quieres ser mi novia?
Mi mente se detuvo pero mi corazón comenzó a latir como nunca lo había hecho. Mis manos comenzaron a temblar nerviosas y mis ojos se perdieron en los de él, los cuales tenían un brillo intenso y perfecto.
—Sabes que nunca podría decir que no—dije sobre sus labios y los capture en un beso. El mejor beso de mi vida y espero que quede en recuerdo para él.…
Me puse de pie corriendo y tome el celular con mi mano libre ya que en la otra cargaba la ropa que me pondría ese día.
— ¿Aló?—consulté agitada de tanto correr.
— ¡Hola!—dijeron de manera alegre al otro lado de la linea.
— ¿Ryder?—pregunté al no reconocer muy bien la voz.
— Con el mismo—dijo riendo.
— ¡Oh! ¿Sabes? Justo íbamos hacia allá con Finn—dije riendo y mirando a mi novio, el cual acababa de llegar.
—Justo los estoy esperando, iba a preguntar si iban a venir—comenzó a reír y luego se detuvo de golpe.
—Bueno, en quince minutos estaremos por allá—murmuré.
—Los estaré esperando, adiós.
Colgué la llamada y gire para mirar a Finn.
—Nos estará esperando—exclamé lo último que dijo Ryder y Finn sonrió de oreja a oreja.********************************************************************
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