Prólogo

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Capítulo 0. Prólogo


Un pitido interminable. Una habitación oscura. Un cuerpo vivo con un alma muerta, reposando sobre una cama demasiado grande para una persona. Pero estaba solo, siempre lo ha estado, siempre ha pensado que era así. Una gota de sangre se escapó de un pequeño corte de la mejilla del cuerpo, deslizándose por su inmóvil rostro.

Una gota de sangre negra que llevaba a un hilo rojo.

Se decía que aquellos pertenecientes a los altos cargos de la Mafia tenían la sangre negra. Él se lo creía, lo había visto con sus propios ojos. Al que llamaban su compañero, el hombre al que él amaba, lo había visto sangrar por múltiples heridas en combates, manchar su camisa blanca de un negro precioso, peligroso, un negro mafia.

Le producía una gran satisfacción ser la mano derecha del mismo jefe de la Port Mafia, de su amado, de su amo. Cadenas invisibles le ataban a él, inconscientemente. Atajando cualquier orden sin rechistar, como una buena mascota.

—Chuuya, ven aquí— Y su cuerpo se movía solo en su dirección. Atendía todas sus necesidades, hasta las perversas y dañinas para él mismo.



Un hilo de sangre negra, que recorría el filo de un chuchillo sujetado por sus temblorosas manos desnudas.

"No te entregues a un monstruo, es un monstruo" Le decían.

—Te amo, Dazai— Su corazón hacía oídos sordos. Y es que ambos se amaban, pero ¿un monstruo puede amar? Estaba seguro de que si, en el fondo del pozo que tenía por corazón. 

Pero no.

Esas palabras habían perdido el significado para quien las recibió, junto con su vida, perdida. Le llamaban monstruo por algo, y lo era. Lo sabía, su perro también lo sabía. Pero al otro no le importaba, una vez entrado al laberinto de sus sentimientos no podía salir de ahí, había quedado atrapado. Y con complacerle le parecía suficiente, no pedía más, no podía recibir más. El arrepentimiento de haber provocado la situación de su compañero y amado.

Del amor a la obsesión hay solo un paso.

Del amor al aprovechamiento de otros.

Del amor al descontrol.

—Te... a-amo, Chuuya— Simples palabras que su significado se le venía grande, acompañadas de arrepentimiento y dolor. 

Lloraba, quizás no había apagado el interruptor de sus sentimientos del todo, se dio cuenta tarde.

Del amor placentero al amor doloroso solo hay un paso.



Un hilo rojo, invisible para todos, visible para uno solo. Que dieciocho años atrás, ya podía deslumbrarse ese futuro borroso e inevitable, predicho por un solo hombre.

Nacido para la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora