14. Lupin

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Capítulo 14. Lupin


— ¿Con que así es como te llaman ahora... Demonio Prodigio?

El cielo comenzaba a oscurecerse, un aire fresco revolvió las ondulaciones del cabello de Dazai. Hacía mucho que no se lo cortaba, debía pedírselo a Mori cuando llegara a casa. Sus orejas no eran visibles y los mechones sobre su cara tapaban casi por completo su ojo vendado, mientras que las puntas de su pelo asomaban por su clavícula. 

—¿Dazai?

Oda miró extrañado a su amigo, que tras haber terminado de comer, se dedicó a arrancar las hojas de césped del suelo. 

—Perdona, estaba pensando en mis cosas. ¿Qué decías? 

Dazai se giró hacia Oda.

—Que... si ves con el pelo en la cara.

Dazai rió ante el comentario del hombre y negó con la cabeza. Si que veía, pero tenía razón, era molesto.

— Estaba pensando en que debo cortármelo.

— Si quieres te lo puedo cortar yo. —  Oda se ofreció sin pensárselo dos veces.

Dazai se encogió de hombros y apartó su mirada del otro. Sus ojos se centraron en el horizonte, observando detenidamente como el sol descendía de forma inapreciable por cada segundo que pasaba.

Sus opciones eran limitadas. Podía ir a casa y esperar hasta la mañana siguiente a que Mori estuviera disponible, o ir junto a Oda, y con suerte quedarse a dormir con el chico.

Y es que por suerte Mori solo trabajaba por las tardes y las noches. El mes pasado fue con el hombre a ayudarle a recoger todas sus cosas porque cerraba la clínica médica, a la cual asistía mucho menos desde que se autoproclamó como el jefe de la Mafia. Ello le dio más tiempo para centrarse en la dirección de la organización y sobre todo pasar más tiempo con Dazai. Aunque aquel tiempo disminuyó en cuanto el chico conoció a Oda, o mejor dicho, Mori le hizo su niñero.

Porque si, por muy buena amistad que exista actualmente entre ambos, Oda no quiso volver a verle en un principio, pues suponía una preocupación más para su tranquila vida, y Dazai... simplemente estaba a gusto sin tener gente a su alrededor. Y sobre todo no quería una niñera.

Y es que Dazai lo sabía, la mañana en la que se presentó en su casa (la casa de Mori) el propio Oda le confesó que Mori le había mandado ir, por ello no descartaba que hubiera dinero de por medio. 

Ahora, después de pasar todo el verano y con el comienzo del frío, Oda le sugería más planes de ocio, y las palabras "Mori-san me ha pedido..." se repetían mucho menos. Podía decir con exactitud que llevaban dos meses sin ser pronunciadas.

Y eso le agradaba.

Podía confirmar que pasar tiempo con Oda porque el otro se lo pedía y no porque Mori quisiera que lo vigilara le gustaba. Tampoco olvidaría lo que le contestó el otro cuando le preguntó si Mori le pagaba por estar con él.

—¿Sabes Dazai? Si, tienes razón, Mori-san me pagó durante el primer mes. Al segundo le mandé a la mierda. Educadamente claro está. Eres mayorcito como para saber cuidarte solo, aunque el jefe no parezca entenderlo. Y por imposible que suene me agradas.

Omitió la parte en la que le decía de llegar a ser algo más, a ser amigos, que llegó a cumplirse, aunque ninguno de los dos se refería a su relación como una de amistad.

Y Dazai jamás pensó en llegar a agradarle a alguien, sabía que su personalidad era algo irritable. Una forma sencilla de evitar que la gente se acercara a él.

Nacido para la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora