2 x 5: Nobody Said It Was Going To Be Easy.

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En este mundo, muchas personas son secuestradas a diario en el mundo.

Pasa, sin más. Nadie está libre ni nadie puede adivinar que le ocurrirá.

Un día sales a la calle, a comprar algo o a pasear, y no vuelves a tu casa nunca más. Es un horrible destino que muchos tienen.

Una de esas personas fue la madre del pequeño Vegeta cuarto, de cinco años.

Todavía no había cometido su primer robo, ni había matado por primera vez. Aún era un chiquillo normal, con una madre hermosa, un padre aterrador y un hermano en camino.

Suena prometedor, ¿Verdad? Volviendo con lo que le pasó a su madre, no fue una coincidencia. Muchos tienen la mala suerte de toparse con secuestradores.

La madre de Vegeta, tuvo la suerte de enamorarse de Vegeta Tercero, el "Rey". Un peligroso delincuente, líder de la banda "Saiyajin" en Nueva Orleans. Y cuando eres una persona así, te ganas muchos enemigos.

Y esos enemigos que tenía el Rey Vegeta le quitaron lo mejor de su vida, a su esposa con siete meses de embarazo. Tarble, iba a llamarse su segundo hijo.

El Rey Vegeta pasó mucho tiempo buscándolos con desesperación. Se estaba volviendo loco por cada segundo que pasaba sin su reina. Y es que ella era la única con la capacidad de calmarlo. Ahora no estaba.

Durante las semanas de incertidumbre, el otro Vegeta, el niño, no sabía qué pasaba. Su padre no le hablaba, así que terminó pensando que su madre, quien tanto lo amaba, simplemente los había abandonado a él y a su padre.

Se llenó de rencor, pero más que nada, de pena. Jamás habría imaginado que esa mujer lo dejaría. Si tan sólo alguien le hubiera dicho que no los abandonó a propósito...

En esas semanas, Vegeta, ahora refiriéndome a padre e hijo, cayeron en un abismo. El primero dejó de trabajar, dejó de reunirse con su pandilla para salir a buscar a su amada, no dormía mi comía. El hijo casi no asistía a clases, lloraba hasta dormir, y tuvo que aprender por las malas a cocinarse su propia comida, sólo tratando de recordar cuando sus padres lo hacían.

A las cinco semanas sin su madre, Vegeta, el hijo, robó por primera vez. Tenía hambre, y ya no tenía más sopas instantáneas en casa ni tampoco podía esperar al siguiente lunes para comer lo que daban en la escuela. Estaba desesperado, iba a vagar por la calle pidiendo un trozo de pan cuando vio un negocio abierto. Entró con la esperanza de que sólo oliendo las galletas empacadas le quitarían el hambre.

Grave error. Tomó todo lo que pudo, gritó al dueño que lo sentía y se fue a comer lejos de ahí. Un pequeño paso en su vida de delincuencia.

Vegeta aprendió entonces, a los cinco años, que robar dolía mucho menos que quemarse las manos tratando de cocinar sólo en casa.

Siguió robando, y robando, y huyendo, hasta que ya la gente dejó de tenerle pena y la policía a buscarlo en todas partes.

En la escuela, cuando iba, ya comenzaban a molestarlo. Le decían que estaba desnutrido, que era un ladrón y que era salvaje como un gorila.

Y entonces Vegeta aprendió otra cosa. Tenían razón y no podía permitirlo.

Comenzaron sus primeras peleas a puño limpio. Sus primeras sangradas, sus primeras citaciones al director, ¿Su primer asesinato? No, todavía no.

La cosa es que comenzó a vivir así. 

Ya al mes, cuando la esperanza del Rey Vegeta comenzaba a desaparecer, le hicieron llegar unas fotos. El cuerpo de su esposa, viva aún, atada. Había una amenaza escrita e instrucciones.

PHOBIA┊ 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐁𝐚𝐥𝐥 (Temporadas 1 y 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora