13: Night Before the Funeral.

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Ya es de noche y el gran día es mañana. Deberían levantarse muy temprano. Arreglarse y asistir a la iglesia para luego ir al cementerio.

Goten estaba en su cama, abrazando sus rodillas. Con los auriculares en sus oídos, escuchaba su música favorita.  Se encontraba en su momento de alejarse del mundo, donde los segundos pasan sin pensamientos ni sentimientos.

Pero ese vacío fue reemplazado por pena, y sus ojos soltaron unas lágrimas pobres cuando sonó cierta canción.

Houdini, de Foster the People. La canción que aprendió a tocar a los nueve a tocar en quinto año de primaria para su tío.

Los recuerdos aparecieron con mucha claridad.

 Wow, Goten, eres todo un Neil Young. ¡Lo hiciste muy bien, muchas gracias! — le dijo antes de abrazar al joven Goten  Mi talentoso sobrinito sabe tocar la guitarra

— Sólo sé tocar esta canción tío, y la aprendí por ti — murmuró avergonzado por tanto elogio, recibiendo su abrazo.

En el presente, Goten cantaba en voz baja. Casi no se podía oír a si mismo. Su garganta vibraba, y en un hilo de voz tataraeaba el resto de la canción.

Un japonés de cabello lila estaba en la puerta, escondido. Iba a dormir y se encontró al chico de esa forma, retrocedió y lo observó un tiempo. Casi siente pésame y empatía por él. Pero prefería entrar que quedarse afuera y que lo pillaran espiando.

Entró, y Goten al notarlo secó sus lágrimas, levantó el rostro y tomó su teléfono, fingiendo jugar con él aunque la pantalla no estaba encendida.

— No disimules, ya te vi. — se acercó a la cama donde estaba el contrario, sentía que el chico necesitaba un abrazo. 

— Mis sentimientos valen lo mismo que los tuyos. Que no te den asco.  — le dijo frívolo, mirándolo  hacia arriba con el ceño fruncido.

— No me das asco, niño.  —suspiró. Acarició el cabello negro de él pero apartó la mano antes de que se sintiera ridículo. — Sólo me tomó desprevenido todo esto, y no sé qué decir ni hacer a veces. No soy un monstruo, ¿sabes?

Se dio la vuelta y se tumbó en la cama para dormir.
Goten quedó en silencio, sorprendido.

— Acuéstate ya, debes descansar para mañana.  — le dijo acostado, de espaldas a él.

Goten sonrió, e imitó su posición para dormir. 

Y Trunks pensaba en eso que hizo hace unos segundos. Él, aunque no lo admitiera, era orgulloso como su padre. Él, ese hombre de baja estatura y expresión seria, también había tenido que lidiar con momentos así, cuando el mismo Trunks se sentía triste. Vegeta no daba abrazos, no daba charlas cariñosas. Pero sí pasaba la mano por el cabello de su hijo, lo revolvía, y a veces le daba un golpe muy leve que lo ayudaba a reflexionar. Y eso era muy significativo, le hacía sentir a Trunks que su padre era presente y preocupado.

Se sintió exactamente así con Goten. Sintió que lo quería suficiente como para sentirse mal por él y reaccionó de la misma forma en que su papá hacía con él, tocándole el pelo.

Varios cientos de metros más allá, en el motel, Gohan tenía su computadora a los pies de la cama. Estaba en una videollamada con alguien, mientras se ponía su pijama.

—  Te dije que llevar ese pijama de conejo era la mejor opción. —  le dijo el hombre tras la cámara, que observaba a su novio cambiarse en su pantalla. — El de Pikachu de una pieza te iba a dar calor.

Gohan usaba un pantalón de tela delgada, blanco con pequeñas zanahorias de color rosa pálido. Se estaba poniendo la camiseta con un conejo al centro, mangas y cuello blanco. Muchos dirían que es un pijama para chica, y lo era, pero para él era solo una prenda más de animalitos que tanto le gustaba.

— Ay, siempre sabes lo que es mejor para mí. — le sonrió.

— Sí. Y lo mejor ahora es que duermas de una vez o te vas a caer al hoyo del cementerio — Gohan soltó una carcajada y aquél hombre bostezó, dejando a la vista sus colmillos tan pronunciados que tenía. — Hablemos después.

— Pero... — hizo una mueca — Te extraño.

El sujeto rodó los ojos, lo miró fijamente en su pantalla. Gohan había pasado de una expresión infantil de pena, a una sonrisa traviesa, la de un niño que no quiere su hora de dormir, una sonrisa a la que Piccolo no podía decirle que no y sonrió también, negando con la cabeza.

Platicaron hasta que a ambos les venció el sueño.

PHOBIA┊ 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐁𝐚𝐥𝐥 (Temporadas 1 y 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora