Tu rostro era hermoso, con un aura que mostraba sensualidad y seguridad. Y sobre todo para Rosé, ella mas que nunca sabe lo sexy y dominante que puedes ser y lo tierna que te comportas con ella.
Todas las sensaciones que provocas en ella, se incrementaron cuando te vio con el septum negro, adornando tu nariz griega.
–¿Rosie, qué miras tanto?– preguntaste sin apartar la vista de tu móvil.
Ella giró el rostro rápidamente, sus mejillas se volvieron de color carmesí.
Pero aun seguía mirando de reojo tu rostro, sobre todo esa área que le impresionaba tanto.
Ya tenías una leve sospecha sobre su mirada en ti. Así que con un ágil movimiento, la subiste a tu regazo y con tus manos agarraste sus mejillas.
–¿Te gusta el nuevo piercing?– sus mejillas volvieron al rojo intenso.
–S-si.... me gusta... te hace ver sexy – no podías con tanta ternura, así que la besaste con todo el amor que tenías.
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🍙Jisoo🍙
¿Quien diría que un simple pinchazo te doliera como el mismísimo infierno, pero perforar tu oreja ni si quiera lo sintieras?
Eso mismo se preguntó Jisoo cuando te vio con aquel alambre en tu oreja, formando un perfecto piercing industrial.
Aún recuerda cuando tuvo que tranquilizarte y distraerte cuando la enfermera te administró la dosis de la vacuna. Ese día tuvo que darse un masaje relajatorio para calmar el dolor de su mano.
Pero ahí estabas, jugando alegremente con Dalgom, luciendo tu plateado y reluciente piercing.
–¿Sabes? Te queda bastante bien –
–¿Que? No entiendo– tu cara de confusión le causó ternura. Se acercó y te dió un beso.
–Me refería a tu piercing, preciosa–
–Ah, gracias– agradeciste con otro beso– deberías hacerte el mismo que yo–
–podría ser...–
–Y quizás otro a Dalgom–
–¡Ni te atrevas a tocar a mi bebé! – gritó agarrando al bichón maltés blanco.
Tras muchos pucheros y piropos, Jisoo salió de su cuarto con el pequeño perro.
–Te amo, Jichu–
–Yo también, T/n–
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🍡Jennie🍡
–T/n– te llamó tu chica, soltando una leve risa – tienes un poco de nata en tu labio, trae que te ayudo–
Antes de que desdoblara la servilleta de tela, sacaste tu lengua para limpiar los restos que había dejado el helado.
A lo que Jennie abrió la boca a lo grande, no solo por el gesto tan sexy que acababas de hacer, si no por el piercing que atravesaba tu legua de arriba a abajo.
–¿Ya?– preguntaste pero la receptora de la pregunta estaba perpleja, no le habías avisado de ese nuevo cambio.
–Dios... ¿Eso es real?– preguntó a lo que asentiste con una sonrisa de lado.
La imaginación tiene un lado travieso a la par que pervertido que nos juega malas pasadas....
Eso es lo que le estaba pasando a Jennie, imaginando como se sentiría esa lengua junto al metal pasar por sus zonas que sus prendas tapaban.
–¿Nini? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? –preguntaste ya que estaba callada y no decía nada.
–E-eeh... S-si .... Perfectamente –
Esa noche tras muchas caricias intensas y besos subidos de tono, terminasteis en la cama. Tu lengua recorrió todo el cuerpo de ella, haciendo que delirase de placer.
–Ese piercing... es lo mejor ...que has podido hacerte– alagaba una exhausta Jennie que luchaba por oxígeno.
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🍦Lisa🍦
Tarde de compras y risas, ese es el motivo por el cual ambas llegasteis a casa de Lisa todas cansadas.
Las miles de bolsas adornaban el pulcro mármol del suelo ya que la pereza y el cansancio os ganaban.
–Amor, ya te puedes quitar la mascarilla– dijo Lisa quitándose la suya con decoraciones de gatitos.
Acataste su sugerencia y te la quitaste, era igual a la de ella ya que le gustaba la ropa en pareja.
–¡Wooaw!– exclamó Lisa al ver tu spider bites que rodeaba la esquina de tu labio inferior.
–Espero que no te importe– sin darte cuenta mordiste tu piercing negro, como un acto reflejo.
–Te queda genial, encaja perfecto con tu pelo y tus labios gruesos y apetecibles que dan ganas de morderlos para comprobar su sabor y textura... – sin percatarse de que poco a poco, su cuerpo se iba acercando al tuyo.
Vuestros labios estaban a centímetros de distancia que se convirtieron en milímetros y que tú acortaste juntándolos.
Los besos eran especiales, sus labios siempre sabían a melocotón junto a mango y eso te volvía loca.
Al terminar con el beso, ella tiró levemente de la perforación provocando excitación en ambas.
Al fin y al cabo las dos disfrutaríais de aquel pequeño pero placentero metal.
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