CAPÍTULO 7

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Se encontraba flotando... En la nada.

Sentía una gran calma y, al mismo tiempo, un torrente de pensamientos pasaban frente a ella, uno a uno, veloz y fugazmente. Todo era tan borroso; ella intentaba ver, intentaba diferenciar y entender las imágenes que pasaban como una vela frente a sus ojos, como una bala pero, por más que entrecerrara los ojos y se concentrara, le era imposible.

Las imágenes estaban tan borrosas como un espejo húmedo y empañado. No, aún más. No podía distinguir nada, no podía o... ¿No quería? Después de todo lo que había pasado, lo que había investigado y avanzado en su investigación, después de todas las situaciones peligrosas que había vivido, ¿Al final ella no quería saber la verdad?

No podía ser. Ella eliminó ese pensamiento de su mente y, al hacerlo, pudo ver como se alejaba de ella flotanto lentamente y, mientras más se alejaba, más distorsionadas e irreconocibles se volvían los recuerdos que seguián pasando delante de ella a toda velocidad.

Las visiones fueron perdiendo su forma, su color y su sentido. Luego, todo se fue poniendo oscuro, cada vez más, y un frío sepulcral se apoderó completamente de ella, trayendo consigo emociones desagradables: Miedo, ansiedad, desesperación, duda.

Ya no podía ver nada, era una negrura completa y absoluta. En ese momento se puso a pensar: "¿Donde estoy?", "¿Qué es todo esto?", "¿Qué significa?", "¿Qué fue lo que me pasó?"

A su mente no llegaba ninguna respuesta para esas preguntas. Se esforzó para poder conseguirla y, súbitamente, le llegó solo una: Tyler.

La cara de Tyler se apoderó de sus pensamientos y, de pronto, se sintió mejor. Hacía poco tiempo que ella lo conocía. Todo lo relacionado a él la confundía... Le era excitante, sí, pero también la confundía y, en cierto punto, le aterraba.

Pero en ese momento era diferente. Él se sentía como la respuesta a todos sus problemas, como una paz infinita, como claridad, como luz, como esperanza.

Pensar en Tyler la hizo sentir mejor y más decidida a descubrir la verdad sobre todo lo que estaba pasando, sobre quién era Tyler y sobre todo lo que les había pasado a su amiga y a ella. No podía rendirse después de haber llegado hasta donde estaba...

De verdad no podía, ni aunque quisiera.

Justo en ese momento, un chasquido fuerte al lado de su oído la despertó súbitamente de su inconciencia. Poco a poco abrió los ojos y todo se fue enfocando y aclareciendo. Estaba en una habitación con muy poca luz, rodeada de oscuridad y los sonidos del exterior.

— Vaya... Nuestra invitada ya despertó.

Un escalofrío recorrió  todo su cuerpo y el miedo se apoderó de su ser. Buscó  con la mirada la procedencia de la voz, pero debido a la oscuridad le era imposible distinguir de donde venía.

—. De nada sirve que intentes encontrarme si así yo lo quiero.

—¿Quién eres? —Le pregunta con la voz temblorosa, mientras intentaba por segunda vez ver algo.

—¿Yo? ¿Quién soy? Pues yo soy nada y todo, puedo estar aquí, como puedo estar en cualquier otro lugar.

—¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? —Interrogó. Sus manos tentaban el suelo buscando algún indicio que le pudiera indicar en donde se encontraba, pero no hallaba nada. Era como si estuviera suspendida en el aire.

—Tú conoces este lugar y sabes por qué estás aquí —Una especie de desesperación inundó su cuerpo y varias lágrimas empezaron a descender por sus mejillas—. Deberías tranquilizarte, porque en ese estado no lograrás salir de aquí. Sasha se puso de pies y se abrazó  a sí misma en un intento vano de sentirse protegida. Una pequeña luz azul brillante apareció  delante de ella y empezó  a danzar a su alrededor.

Opuestos enamorados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora