𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐓𝐎𝐑𝐏𝐄𝐒; 𝐛𝐢𝐫𝐝𝐟𝐥𝐚𝐬𝐡

2. Princess backpack.

—¡Pizza, pizza, pizza! ¡Pizza, pizza, pizza! ¡Pizza para Robin!—Cantaba el pequeño Chico Bestia corriendo por Jump City, directo a la pizzería de la ciudad.

Se había aventurado a ir a traerle una pizza a su líder titán al verlo tan enfermo y triste, con la intención de hacerlo sentir mejor.

Para luego bajarle el autoestima el mismo, claro.

El pequeño Bestita llegó a la pizzería y entró, ordenando una pizza de queso y pepperoni. Esperó unos minutos hasta que se la dieron, porque estaba en el Little Ceasars y ahí solo tenías que ordenar y te la daban ya hecha.

—Oh viejo, esta pizzería es maravillosa, la entrega fue súper rápida—Dijo para si sólo el pequeño Bestita—Tal vez le diga a Cyborg que vengamos aquí a menudo—Tomó la caja de pizza entre sus manos, pagó con unos billetes y salió fuera de la establecimiento de comida rápida.

El peliverde estaba encantado, probablemente Robin lo felicitaría por su seña de humildad y consideración.

—Cuando llegué la torre, Robin y yo comeremos juntos y se pondrá mejor—Abrió la caja y el olor a queso derretido inundó sus fosas nasales—¡Aaaah~! ¡Huele deliciosa, debo apresurar-!

—¡ATRAPADO!.

Chico Bestia se espantó cuando algo parecido a un relámpago pasaba casi a la velocidad de la luz al lado de el y jalaba de su caja de pizza, casi la suelta, pero por suerte seguía en sus manos; miró la pizza y soltó un grito agudo.

¡LE FALTABA UN TROZO!.

—Dios, ya estaba hambriento, gracias por compartir de tu almuerzo, rarito—Ese tono alto y tan despreocupado.

Chico Bestia frunció el ceño, mostró los dientes y se giró lentamente hacia aquel monstruo que le había robado de su pizza, con su dedo índice de su mano libre, señaló tembloroso al culpable de tal atrocidad.

—¡Túuuuuu!—Gruñó con ferozmente y con voz grave—¡Tú, chi-...!—Entrecerró los ojos, desviando la mirada por un momento—Ah, amm, uh, ehhh...—Sonrió y chasqueó los dedos cuando el foco se le prendió—¡Flash-boy!.

—¡Kid Flash! ¡Soy Kid Flash!—Replicó Kid Flash, demostrando lo ofendido que estaba  en su voz—Mierda, la gente ya no recuerda mi nombre, no lo entiendo.

—¡WOW WOW WOW WOW! ¿Con esa boca le hablas a Flash, Kid Flash? Deberías pasarte una pastillas de jabón por la boca—Dijo Chico Bestia llevándose su mano libre a la cintura, ya que con la otra seguía sosteniendo la caja de pizza.

—Te valga madres si digo groserías, si me rompen la boca es mi problema—Se defendió Kid Flash, mirándolo mal.

—Si, si...¿porqué tomaste ese trozo de MI pizza?—Chico Bestia señaló el trozo de pizza secuestrado que Kid Flash agarraba con una mano.

—Estoy haciendo una redada, y hace una hora pasó mi hora del almuerzo y no pude comer, tenía hambre y te vi, así que me aproveché de la situación—Dijo Kid Flash despreocupadamente, para luego darle una mordida a la punta de la pizza.

Chico Bestia lo miró enojado.

—Que decepción, primero robas equipos, y ahora eres una niña ladrona de pizzas.

—¿Niña?—Kid Flash arqueó una ceja—Viejo, no soy una mujer.

—Si es así, ¿cómo me explicas esa lonchera de princesas?—Chico Bestia señaló la pequeña lonchera rosa con diseño de princesas Disney que Kid Flash estaba sosteniendo con su otra mano.

—Oh, ¿esta?—El velocista metohumano levantó la lonchera.

—Claro que esa, ¿cuál más?—El pequeño Bestita sostuvo su caja de pizza con ambas manos—¿Porqué es de princesas?.

—Porqué yo soy una a comparación de ti y de tus amigos, pedazo de animal—Kid Flash rodó los ojos fastidiado.

—Oye, no seas grosero, como sea, ahora debo apurarme—Chico Bestia flexionó las piernas, preparándose para correr—Esta pizza es para Robin y su autoestima.

—¿Te refieres al enano?—Chico Bestia asintió, Kid Flash bufó—Oh, si, me acuerdo de él, es un salvaje—Se mantuvo en silencio por un momento, pero se acercó de nuevo a Chico Bestia—¿Qué tiene? ¿Le dió sida o algo así?.

—Hoy lo vi muy triste en el sofá, así que compré esta pizza para animarlo—El peliverde le enseñó la pizza.

—Una de dos, al imbécil le dió depresión y se quiere matar, o se masturbó—Kid Flash entrecerró los ojos, mordiendo de nuevo el trozo de pizza secuestrado.

—¿Matarse? ¿Depresión?—Chico Bestia miró confundido a Kid Flash.

—Ya sabes, depresión, es una enfermedad emocional—Kid Flash se encogió de hombros, Chico Bestia lo escuchaba atentamente, interesado—Cuando a la gente le da depresión, se vuelven tristes, algunos llegan a suicidarse por eso, un amigo la padecía.

—¿Y que pasó con el?—El peliverde miró curioso al pelinaranja.

—Una semana después de su cumpleaños, lo encontramos colgado en su habitación, se había ahorcado—Chico Bestia soltó un grito ahogado, horrorizado ante el terrible final.

—Viejo, ¿porqué lo hizo?.

—Nunca lo supimos, pero se veía muy feliz antes de eso—Kid Flash volvió a encogerse de hombros.

—Pero si era feliz, ¿porqué lo hizo?—Dijo con un tono triste.

Kid Flash abrió la boca, pero no supo que contestar, eso le había parecido muy crudo.

—¿Robin se va a matar?—El peliverde lo miró preocupado.

Kid Flash tragó saliva.

—No te puedo responder eso.

—Oh—Chico Bestia bajó la mirada—Espera, ¡¿PORQUÉ ESTÁS HABLÁNDOME CÓMO SI FUERAS MI AMIGO?!—Chico Bestia se puso en posición de combate.

—¡¿AH?! ¡TU FUISTE EL QUE LLEGÓ A ESTE PUNTO DE CONVERSACIÓN!—Exclamó Kid Flash ofendido, chasqueó la lengua—Como sea, tengo cosas que hacer, y no voy a perder mi tiempo en esto—Le dió la espalda al pequeño Bestita, empezando a irse con su lonchera de princesas y su trozo de pizza secuestrado.

—¡Adiós, niña ladrona de pizzas!.

—¡Qué no soy una mujer!.

Chico Bestia soltó una carcajada y retomó su camino, cerrando la caja de pizza y corriendo a la torre de nuevo.

Quería comerla con su líder antes de que este se matara.