11. What were you looking for?.

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Robin se encontraba en el techo de un edificio de donas, con unos binoculares vigilaba el perímetro de la zona, esperando el mínimo ataque de algún malhechor

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Robin se encontraba en el techo de un edificio de donas, con unos binoculares vigilaba el perímetro de la zona, esperando el mínimo ataque de algún malhechor.

Buscando algún indicio de el.

Joder, estando en Gótica pensaba que era una ciudad con el mayor nivel de criminalidad en el mundo—Robin bajó los binoculares, mirando el paisaje de la ciudad mientras el viento le pagaba en la cara con suavidad—pero definitivamente Jump City le gana, ¡tienen suerte de que Robin, el líder lobo solitario está aquí!.

Sonrió determinado.

—¡Hola!...—El anciano vagabundo se cruzó de brazos frunciendo el ceño.

—¡Ay, pegajoso Jou!—Robin se pasó una mano por el pelo—¡Ya te pedí perdón! Te compré donas, deja de estar enojado.

—Hola—El pegajoso Jou miró hacia otro lado.

—Mira, se que me he desquitado con todos hoy en día y me disculpo por eso, solo querías ayudarme—Robin jugó con sus dedos de forma tímida—¿Me perdonas?. Prometo ya no tratarte mal.

—Hola...—El pegajoso Jou lo miró no muy convencido, pero luego sonrió satisfecho y le palmeó la cabeza—¡¡Hola!!—Exclamó al fin con alegría, en señal de que lo había perdonado.

—¡Gracias, pegajoso Jou! ¿qué haría sin ti?, en fin, iré a patrullar en otras áreas, ¡te veo luego!—Sacó su pistola-gancho y salto del edificio, despidiéndose del vagabundo.

—¡Hola!—Se despidió el pegajoso Jou agitando su mano.

Robin sonrió balanceándose por el aire. La brisa fresca de verano le golpeaba en la cara y le gustaba. El cielo azúl brillante con nubes blancas y esponjosas le hacían agradecer no haber nacido ciego. Ahora estaba de buen humor más que en la mañana, se sentía motivado, como si ese fuera un buen día y debiera aprovecharlo.

—Creo que hoy sería un gran dí-

Entonces una violenta vestisca de aire helado le golpeó en el rostro.

Literalmente.

—¡CONCHETUMAREEEEEE!.

Por el susto había soltado el gancho, haciéndole caer en picada e impactandose contra el techo de un auto. Soltó un quejido, reincorporandose débilmente y acariciando su espacio con dolor.

—Solo fueron unos 43 minutos, ¿no podrían dejarme disfrutar unos 5 más?.

La brisa, ahora helada, volvió a envolverlo, por lo cual se abrazó a si mismo tallandose los brazos. Miró debajo de sus pies, varias capas de nieve se presentaba en su camino y copos de nieve caían también.

—¿Nieve? ¡estamos en verano!—Robin sacó su bastón, al darse cuenta de la situación y poniéndose en guardia—¡Ohhh! Debí suponerlo.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐓𝐎𝐑𝐏𝐄𝐒; 𝐛𝐢𝐫𝐝𝐟𝐥𝐚𝐬𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora