1. Just don't think about it.

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Robin odia a Kid Flash, porque todos lo quieren

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Robin odia a Kid Flash, porque todos lo quieren.

El chico maravilla se conocía, y aceptaba que tampoco era un buen chico, pero ese tipo, ese pony de un sólo truco le hacía salir de sus cabales (o al menos más de lo fuera de lo que estaba); siempre pavoneando su velocidad, siempre presumiendo que se ganó el corazón de los civiles muy fácilmente, siempre haciendo bien su trabajo en apenas cinco segundos y sin ningún daño colateral.

Pero Robin tenía una enfermedad, un parásito, algo incurable, cuando tratabas de encontrarlo, más se divertía en esconderse.

Se llamaba orgullo.

Y Robin era demasiado orgulloso como para dejarse superar por un metohumano velocista.

Oh si, recuerda perfectamente cuando estampó su bastón contra una de las piernas de Kid Flash, el sonido de los huesos rompiéndose y el fuerte llanto de dolor del susodicho luego de eso. Le había roto una pierna, dos veces, para poder recuperar a su equipo, quiénes incluso le tenían más respeto al pony de un truco que a su mismo líder.

Excepto Chico Bestia, el pequeño chico verde le fue fiel, al menos en su aventura durante la competencia de rachas de crímenes.

El caso era, todos amaban a Kid Flash, todos querían a Kid Flash, todos respetaban a Kid Flash, etcétera, etcétera y dos o tres etcéteras más; y eso le fastidiaba demasiado.

Pero lo comprendía, Kid Flash era guapo (no tanto como el, pero casi), rápido, fuerte, alto, tenía glúteos firmes y buena onda; incluso Starfire se enamoró de él la primera vez que lo vió.

Y Robin era un enano gruñón con tendencias sociopatas, el chico maravilla no era así en un comienzo, lo sabía, pero siempre se la pasaba sacando lo peor de el.

Pero una pregunta llegó a su cabeza: “¿Porqué estaba pensando en eso?”.

Estaba tranquilamente sentado en el sofá de la torre titán, en silencio, relajándose, o al menos eso intentaba.

Ahora ya no tenía ganas de nada.

—¿Te encuentras bien, Robin?—La voz de Chico Bestia le sacó de sus pensamientos, se giró a ver a su compañero—Pareces estar distraído, ¡acabo de tirar por accidente mi tofú y no me pegaste con tu bastón!—Bestia apuntó al trozo de tofú en el suelo en media sala.

—Ah, yo sólo estaba pensando—Respondió Robin, con un tono desanimado.

—¿Tú piensas?—Bromeó Bestia sonriendo malicioso.

—Jaja, que gracioso—Dijo sarcásticamente.

—¡Patrañas! Robin ya me hubiera golpeado, tu no eres Robin, ¡¿qué hiciste con Robin?! ¡¿Quién te envió?!—Chico Bestia se puso en posición de combate, mirándolo con desconfianza.

—¡¿Eres imbécil?! Claro que soy yo, solo quiero estar tranquilo hoy—Dijo Robin molesto ante el compartimiento del chico verde.

—¿Estás triste por algo, Robin? ¿Estás cansado o algo así?—Chico Bestia se acercó a su líder y le puso una mano en la frente, Robin lo alejó de un manotazo¡Ay!.

—¿Porqué me tocas?—Le interrogó el chico maravilla.

—Quería ver si estabas enfermo, viejo, pero eres un grosero—Chico Bestia se cruzó de brazos ofendido.

—Ah, ¿Y tú no?—Robin le miró con una ceja alzada.

—¡Ya quisieras tener mis mismo modales, viejo!—Chico Bestia infló el pecho.

—¡Que modales ni que ocho cuartos! ¡Sácate de aquí!—Sacó su bastón y le dió un golpe en la cabeza al peliverde, Bestia soltó un chillido de dolor—¡Órale, circulando y a la verga!.

—¡Auch! ¡Qué bueno que eres tú! Pero viejo, eso me dolió—Chico Bestia sobó su cabeza.

Robin chasqueó la lengua.

¿En qué estaba?. Ah, si.

Todos amaban a Kid Flash y lo odiaba por eso. Se sentía enfermo. Frotó sus manos, soltando un gruñido de desagrado, Chico Bestia volvió a ponerle una mano en la cabeza.

—Si quieres puedes irte a dormir Robin, yo puedo avisarles a los demás titanes si hay una alerta del crímen—El peliverde le sonrió mostrando los dientes, y los labios de Robin se formaron en una línea recta.

—No, gracias, Chico Bestia, sólo quiero estar tranquilo, ya te dije—Se cruzó de brazos, hundiéndose en el sofá.

—¡Insisto! Se cómo cuidarte, déjame ir a traerte una pizza, y ¡BAM! volverás a sentirte mejor—Chico Bestia saltó sobre el sofá y se dirigió al elevador.

—¡Chico Bestia, te dije que no!—Exclamó Robin volteandose para ver a su compañero titán.

—¡Tranquilo viejo, lo tengo entre manos!.

Chico Bestia cerró el elevador y lo dejó sólo en la sala.

Sólo, de nuevo, como siempre.

Se sentía patético, ¿porqué se sentiría solo estando con sus amigos en la torre?, había mucha gente en Jump City igualmente. No estaba sólo.

Pero se sentía sólo.

El enano suspiró, acostándose en el sofá.

Debía parar de pensar en eso.

Simplemente no pienses en eso—Se dijo a si mismo, poniendo sus manos detrás de su cabezas.

Y durmió.

Y durmió

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𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐓𝐎𝐑𝐏𝐄𝐒; 𝐛𝐢𝐫𝐝𝐟𝐥𝐚𝐬𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora