6. Vanilla cookies.

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—Luego el tipo viene y me dice: Oye Robin, te traté como mierda desde hace mucho tiempo, pero olvidemos todo y seamos amigos, ¿puedes creerlo?

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—Luego el tipo viene y me dice: Oye Robin, te traté como mierda desde hace mucho tiempo, pero olvidemos todo y seamos amigos, ¿puedes creerlo?.

En la habitación del Chico Maravilla, el susodicho se encontraba contándole sus desgracias a su mejor amigo, su bastón, dejando salir toda su frustración dándole una gran conversación profunda sobre sus demonios y todo el Bulliyng que sufría en plena madrugada del día siguiente.

—Si, si, si, se que yo fui el que se acercó a el para que se uniera a mi equipo, ¡pero el sujeto hizo un motín y me dejó a mi suerte! ¿Porqué vendría a pedirme mi amistad?.

Apretó su bastón con fuerza, pero lo soltó de inmediato dejándolo en su cama, ya que recién Cyborg lo había reparado en esa mañana y no lo quería romper de nuevo.

—¡Ese idiota, idiota, idiota, IDIOTA! Le voy a dar una cucharada de su propia medicina, ya verá, y cuando lo haga...

Tomó una de sus almohadas y empezó a apretarla queriendo sacarle el relleno.

¡Lo voy a matar! ¡Fuah!Lanzó la almohada bruscamente a la pared.

—¡Robin!.

La voz de Starfire atraves de su puerta le alertó, tomó su bastón y abrió su puerta, recibiendo a la tamaraniana.

—Oh, buenos días, Starfire—Le sonrió.

—¡Más que buenos, Robin! Venía a despertarte porqué hay un regalo para ti en la entrada de la torre—Le dijo entusiasmada Starfire, revoloteando a su alrededor.

—¿Un paquete para mí? ¿Quién me enviaría un paquete?—Robin salió de su cuarto y se dirigió hacia donde el paquete con Starfire.

—Tal vez sea un admirador, o quizás un familiar, ¡me encantan los regalos sorpresa!.

—Si, si, ¿podrías darme privacidad? Tal vez puede ser algo personal y no quisiera pasar vergüenza frente a ti—Le pidió sonriéndole con pena.

—Lo que tú digas Robin, pero tendrás que recomoensarme comiendo de los bocadillos de Tamaran que hice ayer.

Robin tragó duro, pero asintió aún sonriendo.

Starfire se fue dejándolo sólo con el paquete.

Robin sacó su bastón y le dió un piquete a la caja, con su sentido de alerta activado por si fuera una mala jugada de algún criminal.

Al ver qué era un objeto indefenso, Robin tomó el paquete y lo abrió.

En el había una pequeño topper rojo con unas galletas de vainilla y una tarjeta.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐓𝐎𝐑𝐏𝐄𝐒; 𝐛𝐢𝐫𝐝𝐟𝐥𝐚𝐬𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora