Hay pasión.
Hay amor.
Jaden se sacrificó por Jessica.
Jessica se sacrificó por Jaden.
Hacen lo que sea uno por el otro.
Porque son su debilidad. Nuestra debilidad.
Así somos nosotros.
Todo se desmoronó. Esta vez ninguno de los dos tomó una decisión...
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Jaden Tremblay
—Ana, ten esto. Envíaselo a los inversionistas, por favor— le digo a mi secretaria deteniéndome en su escritorio.
—Claro, señor.
Peter aparece por el pasillo que da a su oficina, se ve algo triste.
—¿Qué pasa?— no puedo evitar preguntarle, traga grueso.
—Tengo demasiados recuerdos en este lugar...
—De Fredd— termino su frase y el asiente— Si, también yo. Comenzando por el nombre de la editorial.
Suelta un suspiro—Volver a trabajar ha sido muy duro.
Tiene toda la jodida razón.
Esta editorial era nuestro sueño. De Fredd y mío y sin él... se siente mal, se siente extraño y... es una mierda.
—Necesitamos un economista. Yo solo soy un técnico, la editorial no aguantará mucho más sin que alguien haga el trabajo de Fredd— suelta Peter, intentando mantener la cabeza fría, pero no le resulta mucho.
—Tu puedes tomar el cargo. Toma cursos, infórmate. Puedes hacerlo— me alzo de hombros.
Niega con la cabeza— No como él, Jaden.
Iba a decirle algo cuando mi teléfono suena en mi bolsillo, cuando lo reviso noto que es uno de los guardaespaldas de Jess. Me preocupo de inmediato y siento que mi rostro pierde color.
—¿Qué?— pregunta Peter.
—Es uno de los guardaespaldas de Jess, dame un momento— le explico contestando la llamada— ¿Qué?
—Señor, todo ha sucedido demasiado rápido, unos tipos nos noquearon, entraron al lugar y... eran más que nosotros, no pudimos...
Mi corazón late fuertemente.
—¿Qué estás diciendo?— pregunto asustado.
—Nos despertamos antes de que algo peor sucediera, entramos al lugar, le disparamos a los tipos y vimos a ese profesor del instituto de la señorita Jessica. Creo que iba a llevársela, pero lo detuvimos y arrancó.
—Justo ahora eso me vale mierda. ¿Y Jess?
—Hemos tenido que traerla al hospital.
Frunzo el ceño— ¿Qué le pasó?
—Cayó por unas escaleras. El doctor mencionó que tal vez su embarazo pueda estar en riesgo, pero la señorita Jessica está bien.
Cuelgo la llamada y me dirijo al ascensor.
—¿Qué pasó? ¿Cómo está?— pregunta Peter preocupado, siguiéndome.
