Nunca voy a tener suficiente de ti

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Jaden Tremblay

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Jaden Tremblay

Estoy agotado.

Ya pasó una semana dese que llegamos a Chicago, nos quedamos tres días en el hotel y luego decidí arrendar un departamento mientras encontramos una casa. Ya no soportaba estar rodeado de gente.

Leila y su hermanito no se quedaron con nosotros, finalmente decidieron aceptar la propuesta de Erik y quedarse en el departamento que él arrendó cerca del centro. Me alegro mucho por eso, en realidad no estaba demasiado feliz por el hecho de que Jess y yo tengamos menos privacidad, especialmente porque la hemos estado aprovechando bastante.

Lo malo es que Jess y yo apenas si hemos estado durmiendo por las noches, me encantaría decir que es porque tenemos sexo sin parar y siendo sinceros eso tampoco es tan mentira, pero en realidad es porque sus pesadillas no dejan de atormentarla y con ello, yo tampoco puedo dormir. 

No he querido decirle nada para no preocuparla, pero según lo que dijo el doctor, me preocupa un poco la idea de que todo esto pueda estar dañando a la criatura en su panza. 

Odio ver a Jess así y odio aún más no saber qué hacer para ayudarla.

Esta mañana fui a hacer ejercicio durante dos horas al gimnasio del edificio, nuestro departamento queda en River North, uno de los mejores lugares para vivir en Chicago y también uno de los más costosos. El edificio tiene de todo, es bastante increíble. Y lo más importante, tiene mucha seguridad.

Luego de ducharme me puse un traje negro sin corbata con una camisa blanca a medio abotonar para ir a la oficina. Mientras acomodo el reloj en mi muñeca veo a Jess despertarse. Apenas abre sus ojos en mi dirección me dedica una sonrisa.

—Sigo sin poder acostumbrarme a verte en ese traje tan sexi.— dice y la miro divertido, estira un poco su cuerpo y se sienta en la cama.— ¿Ya te vas?

Asiento— Si quieres puedes pasarte a mi oficina para que almorcemos juntos.

—Me encantaría.

Me acerco a ella mientras arreglo la manga de mi saco y me inclino para dejarle un beso en la frente como despedida, pero en lugar de eso me da un beso en los labios que decide profundizar.

Sonrío— Ya tengo que irme.

—¿Y si no quiero que te vayas?— pregunta y se pone en pie para seguir besándome, llevo mis manos a su cintura.

—Si llego tarde, Fredd me ahorcará.

Sonríe traviesamente y lleva su mano a mi entrepierna.

Ah, mierda, Jess.

—Tal vez quince minutos— susurro.

—Veinticinco— susurra llevando su mano a mi muñeca y bajando mi mano de su cintura a su trasero.

Nuestra Debilidad || #3 Trilogía NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora