Décimo Capítulo. Un beso del Sol.

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- No te marches –volvió a suplicarme, sus ojos de oro líquido no parpadeaban y no querían dejar mi cara. Hasta que éstos mismos se desviaron a mi boca y poco a poco su inmaculado rostro se acercaba…

Como instinto cerré los ojos hasta sentir algo ardiente en mis labios y supe que eran los suyos sobre los míos. Eran delicados pero luego se volvieron duros y me besaron con más fuerza, yo dejé que me besara porque se sentía excelente. Le devolví el beso, hasta que se transformó más pasional. Sus manos acariciaban mi cara y mi cabello a la vez, yo ni me animé a tocarlo pero cuando supe que era suficiente lo aparté de mí. Me miró con una débil sonrisa, sus ojos brillaban como el Sol. Yo respiraba con dificultad, y él apenas lo hacía.

- Volvería hacerlo para que te quedaras –susurró. Me tomé un tiempo para recuperar mi aliento y calmar los latidos del corazón.

- No me voy a ningún lado, no puedo –me defendí haciéndome la difícil y cruzando los brazos sin mirarlo- además me matarán allí afuera, estoy débil.

- Entonces cuando tengas la fuerza necesaria volveré a besarte para que te quedes, y lo seguiré haciendo.  

- Pensé que eso estaba prohibido para ustedes, no se pueden relacionar con humanos.

- No me importa, lo haré de todos modos –concluyó sonriéndome radiante. Lo miré de mala gana y se rió.

- No es gracioso –fastidié molesta- me voy.

Cuando quise irme volvió a tomarme el brazo, me giró y volvió a besarme con una sonrisa pegada a mis labios. Cielos. Me aparté con dificultad.

- Me refería adentro, Horus, me voy adentro –aclaré algo sonrojada y con calor. Fingí estar enojada, aunque estaba algo sorprendida y feliz, pero había que hacerse la difícil; a los chicos les gusta así. Al menos los normales.

Él se rió y dejó irme adentro; cuando atravesé el umbral de la puerta salté de un susto cuando descubrí que Anubis estaba allí sombrío y serio en la oscuridad del pasillo que daba a la azotea ¿Habrá visto la escena caliente? Me miró como normalmente lo hacía pero con una pizca de dolor. Fingí nuevamente estar enojada y tratando de esconder el rubor de mi cara al pasar a su lado, altiva y fría. Llegué al pasillo donde estaba mi habitación y cuando entré a ella suspiré como nunca lo hice y me tiré a la cama boca abajo. ¡Horus me besó! ¡Dos veces! ¡Y me encantó! La puerta se abrió y cuando ya estaba en pie asustada vi que se trataba de Bast.

- Oí que estabas llorando… ¿por qué sonríes como una loca? –preguntó al mirarme. La verdad no podía fingir más estar molesta, porque me sentía feliz. Me dolía la cara pero no podía dejar de sonreír.

- Si te lo digo ¿no chillarás?

- Según de lo que se trate…

- Horus me besó.

- ¿¡¡¡Qué!!!? –chilló y luego sonrió como el gato sonriente- ¿con lengua o sin ella?

- ¡Bast! Eso es asqueroso –repuse con el ceño fruncido. Bast se encogió de hombros.

- ¿Por eso llorabas? –preguntó con una ceja levantada.

- No…no importa eso, pero… ¿está mal o no? No se puede…

- Lo sé, él más que todos debería saberlo…jamás pensé que haría eso ¡Pero es increíble! –chilló encantada- sois una linda pareja…

- Bast…no somos pareja –corregí colorada- apenas fue un beso…bueno, dos, pero…

- ¿¡Dos!? –chilló más emocionada que antes. La miré enojada- lo siento, es que me emociona.

- Ya veo…sí, me besó dos veces y volverá hacerlo si…no importa.

The Last Warrior- La Última Guerrera. Alice De Niro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora