Vigésimo segundo capítulo. Un sacrificio que se debe cumplir.

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Me despertó el ruido a metralletas y bombas y pensé que la tercera guerra mundial había llegado, pero no, era Horus jugando a la PlayStation. Cuando fui a desayunar Bast ya se había ido a su dimensión para crear más Esfinges así que me quedé con Horus por un rato jugando "Medal of Honor" a todo volumen y gritando como si estuviéramos realmente dentro del juego; Anubis no había aparecido todavía pero nadie decía nada sobre él...

- ¿Quieres practicar un poco antes de irte? -preguntó Horus cuando terminó el nivel; sus ojos lucían más apagados, ya no brillaban como el oro.

- Sí...me vendría bien.

Sonrió y apagó la consola de juegos. Me levanté del sillón estirándome porque todos mis músculos estaban casi muertos por la inactividad, ya me había acostumbrado al ejercicio extremo y vestirme con ropa deportiva todo el tiempo que no me daba cuenta que se estaba convirtiendo en un vicio...siempre odié el ejercicio y la ropa deportiva, ahora no podía estar sin entrenar y con esa ropa ajustada.

- ¿Tú crees que he cambiado de forma física y mental, Horus? -pregunté mientras Horus guardaba el CD del juego. Él se giró para mirarme.

- Un poco -respondió él.

- ¿Un poco?

- Estás más esbelta, y un poco seria, algo que no es muy común en tu forma de ser... ¡Ay!

- No me llames seria, pedacito de sol -repuse riéndome. Lo había tirado al suelo en un solo movimiento de piernas y brazos- solamente estoy cansada...pero sigo siendo insoportable.

- No como antes -burló él levantándose y sonriendo como antes. Ahora sus ojos habían recuperado su brillo- pareces una anciana.

Hice una mueca de ofendida y salí corriendo...le iba a demostrar que no era para nada seria ni anciana. En uno de los pasillos había una manguera extensa, así que la conecté en el primer grifo que hallé y fui en busca de Horus.

- Alice ¿qué estás...? -dijo Horus cuando lo encontré en la sala principal pero no le di tiempo de terminar porque un chorro intenso de agua fue directo a su cara. Después apareció Bast y dirigí la manguera a ella mojándola entera.

- ¡No! ¡Alice! -chilló ella riéndose. Horus se reía a carcajadas y volví a tirarle agua. Bast intentó derribarme para quitar la manguera de mis manos pero la detuve con otro chorro de agua.

Entre gritos y risas nos mojamos, caímos y hasta rompimos cosas; era la primera vez en el recinto que sucedía algo así y al parecer, lo mejor.

- ¿Qué está pasando...?

Me giré rápidamente, sorprendida, por la voz de Anubis y sin querer un chorro intenso de agua lo bañó por completo al girarme. Dejé caer la manguera y todos miramos petrificados al perro mojado con cara seria.

- Lo siento -susurré en voz baja y entonces...Bast rompió en risas chillonas. Le siguió Horus y por último yo misma. Anubis no se reía, seguía serio. Nos callamos.

- Será mejor limpiar todo este desastre -habló Bast.

- Sí, yo te ayudo -ofreció Horus. Anubis me miraba, y yo lo miraba a él.

- Yo...yo me voy a cambiar -repuse yéndome nerviosa, cuando estuve fuera de vista comencé a correr con el corazón acelerado.

Entré a mi habitación y aseguré la puerta, rápidamente me cambié de ropa: shorts, musculosa, zapatillas; y obviamente ropa interior. Sequé un poco mi pelo y comencé a preparar mi bolso...ya debía irme a casa para hacer lo que necesitaba hacer. Al terminar me dirigí hacia la puerta y al abrir me encontré cara a cara con Anubis, ya seco, y se me paró el corazón.

The Last Warrior- La Última Guerrera. Alice De Niro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora