Decimoctavo Capítulo.Un viaje hacia Diversionlandia.

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Pasaron dos días y lo único que hacía era: entrenar, comer, entrenar, bañarme, estudiar, entrenar, comer, dormir, entrenar, practicar magia, entrenar, comer, dormir...y así continuamente. No bromeaba, no reía, no jugaba...era algo deprimente y solitario; Bast intentaba hacerme sonreír e igual Horus pero solo lograban que me enojara.

Fue entonces que mientras yo entrenaba Anubis se presentó un poco confundido y tartamudeando cosas que no lograba entender, hasta que le grité que hablara bien.

- ¿Quieres ir al parque de diversiones? –preguntó sin entusiasmo alguno. Puse cara de sorpresa, no me lo esperaba en absoluto.

- ¿Estás hablando en serio?

- Claro –respondió él encogiéndose de hombros- obvio que no fue idea mía, Bast me obligó...entonces ¿vamos o no?

Lo pensé unos segundos, la mirada penetrante de Anubis parecía más seria que nunca. Suspiré y asentí.

- Vamos.

Me bañé y vestí lo más rápido que pude mientras pensaba si esto estaba sucediendo. Sí, Anubis iba a llevarme a un parque de diversiones...hasta pensarlo era gracioso.

- ¿No será peligroso salir? –le pregunté cuando nos estábamos por ir. Me puse un short de jean gris, una musculosa negra y converse. Anubis siempre iba vestido de la misma forma en que lo conocí.

- No conmigo, soy demasiado poderoso –respondió arrogante pero sin demostrarlo.

- ¡Que se diviertan! –gritó Bast desde la cocina. Las puertas doradas del recinto se abrieron par en par mostrando el tenebroso pasillo mohoso principal.

- Deberían limpiarlo al menos una vez cada un milenio –propuse. Anubis rió y se perdió en la oscuridad, lo seguí.

Salimos a la calle poco alumbrada y eso que eran las 19:10, no sabía dónde era el parque...un taxi aparcó en la esquina próxima y Anubis fue hacia él. Alcé los brazos y lo seguí nuevamente, al subir él le explicó al taxista <parecía un mortal normal> dónde teníamos que ir, Anubis me sonrió tímido y luego en todo el viaje estuvo mirando por la ventanilla; el taxi nos dejó frente a un enorme parque de diversiones no tan grandioso como Disneylandia pero era igual de sorprendente.

Era imposible ocultar la enorme sonrisa en mi rostro, incluso Anubis se burló de mi cara.

- Te brillan los ojos como dos farolas –comentó y luego me sonrió de una forma que hizo que mi estómago se revolviera de emoción...- te pareces mucho a Bast –agregó borrando su sonrisa- vamos.

Tenía ganas de patearle su sexy trasero. Llegamos a la entrada donde se debía pagar para poder subir a los juegos, Anubis pagó las entradas y entramos. Él y su seriedad empezaban a fastidiarme.

- Ponle más emoción que me deprimes más con solo verte –le regañé y él solo me miró de reojo- ¡es un parque de diversiones!

- No para mí –replicó él con una mueca de horror mirando el parque en general. Rodé los ojos y me emocioné al ver una súper montaña rusa. Di un grito de agitación y señalé el juego.

- ¡Oh! ¡Subamos a ese! –chillé como una niña de diez años y dando saltitos mientras lo miraba a él y al juego. Él negó con la cabeza.

- No, yo no subo a esas cosas. Es solo para vos, yo no...

- Sí lo harás –ordené con una sonrisa pícara- te subirás a todos los juegos conmigo.

- No –objetó él enfrentándome- no lo haré.

- ¿Tienes miedo? –le pregunté con una ceja arqueada. Anubis frunció el ceño.

- No.

- ¿Entonces?

The Last Warrior- La Última Guerrera. Alice De Niro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora