Decimoquinto Capítulo. La visión de mi destino.

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Miré a Anubis de reojo porque todo mi cuerpo estaba petrificado como si Medusa me hubiese lanzado su maldición. El dios aclaró su garganta y caminó hacia el espectro de forma seria, tan tenso como la cuerda de un arco, y se detuvo frente a él. Anubis le pasaba una cabeza y media, eso lo hacía más intimidante que antes...comenzaron a hablar, ni siquiera mis súper oídos gatunos podían oír sobre lo que hablaban pero pude notar que era algo importante. Los bellos de mi cuerpo estaban de punta y sentía frío a pesar que en el lugar que estábamos el aire era cálido y seco; me animé a acercarme pero cuando ya estaba lo bastante cerca para entender habían dejado de conversar, Anubis se giró a mí tan serio como siempre y el espectro se esfumó como el humo.

- Hay un problema –habló Anubis con voz trémula.

No sabía si rodar los ojos, bufar o hacer algo similar porque siempre había "un problema", tendría que haber dicho "hay problemas" porque siempre sucedía algo. Solo me limité a mirarlo a los ojos y comprender lo que me tenía que decir.

- ¿Recuerdas esta mañana lo que Horus te había dicho sobre un Oráculo en Siwa?

- Ajam.

- Bueno...era inmortal...

- ¿Era?

- Está muerto. Lo han matado hace unos minutos en su santuario –confirmó mi sospecha- matar a un inmortal, es difícil.

- ¿Quién...?

- Seth –me interrumpió mirando a otro lado y no a mí- tienes que avisarles a los demás.

- ¿Tengo? –inquirí atónita. Él asintió.

- Debo recoger su alma y hacer todo el proceso, ya sabes, mi trabajo –concluyó y desapareció entre las sombras.

Miré pasmada a todos lados tartamudeando ¿qué debía decirles? ¿Que murió el Oráculo que debía dictar mi destino? Ser la invitada especial era una cosa, y ser la que arruinaba la reunión era otra. Al diablo con todos, lo que pasó era mucho más que grave, Seth andaba por allí matando a oráculos y quién sabe si vendría aquí para hacer lo mismo con nosotros. Pobre Anubis, él debía hacer el trabajo sucio. Me quité las sandalias y corrí lo más rápido que podía <y eso que era tan veloz como una cheetah> hasta llegar al gran salón donde todo seguía igual que antes. Tomé un segundo para respirar y luego exclamé con todas mis fuerzas:

- ¡Seth ha matado al Oráculo de Siwa!

La música y los murmullos cesaron instantáneamente, todos se habían girado a mí sorprendidos e incluso a Ra se le había caído la copa de vino de la mano. En un abrir y cerrar de ojos Bast ya estaba frente a mí cuyos ojos esmeraldas relucían peligrosamente.

- ¿Cómo lo sabes? –su voz sonó tan sombría y agresiva.

- Estaba con Anubis...hablando y de repente apareció un fantasma o algo parecido con la noticia... -me callé, justo recordé algo...el espectro dijo que tenía un mensaje para mí...

- ¿Y...?

- Y eso –finalicé pero luego agregué:- Anubis fue hacer su trabajo de la muerte.

                                                                                                  ***

Todos allí comenzaron a barbullar ruidosamente impresionados ocasionando pánico, bueno a mí principalmente. Bast me tomó de la muñeca y me arrastró por todo el salón para llevarme a uno más chico y vacío. Abrió un portal y me obligó a cruzar sin explicarme nada, solamente me dijo:

- Dúchate y prepárate por cualquier cosa.

Sonaba tan seria que me asustó ya que ella siempre era simpática y bromeaba a todas horas. Le hice caso y crucé el portal que me llevó inmediatamente al recinto donde Midnight se lamía sus tiernas patitas como si nada. Corrí hacia mi habitación, me desvestí, me di una ducha rápida para quitar todo el maquillaje y productos que Bast me puso y luego salí a tropezones buscando mi ropa más cómoda y todas las armas disponibles <las que pudiera cargar>. Con el pelo chorreando agua fui a la sala principal esperando alguna señal de algo o alguien, tal vez de Horus o Thot...Bast reapareció inesperadamente de un portal seguido de Ra, Osiris, Isis, Horus, Thot, Sobek, Neftis y al último Anubis, con un hombre espectral: era alto y su piel borrosa era de color canela, sus ojos marrones eran duros incluso en ese estado fantasmal, todos se apartaron del fantasma excepto yo porque era la única a quien miraba y sabía que tenía algo para decirme; y presencié que no eran buenas noticias.

The Last Warrior- La Última Guerrera. Alice De Niro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora