Había voces en algún lugar; amortiguadas por las puertas y la distancia, pero definitivamente voces. Voces que ella conocía.
Sus pestañas estaban bloqueadas por las lágrimas secas, y parpadeó un par de veces para diluir el picor salado y la borrosidad provocada por el sueño. Se centró en el espacio vacío junto a ella y acarició su mano a través de las sábanas frías, intactas y sin marcas. Tal vez el persistente aroma de la camiseta de Draco había engañado a su subconsciente, porque un rincón esperanzado de su corazón casi esperaba que él estuviera a su lado, pero la realidad de ayer era imposible de ignorar.
Draco no estaba aquí.
No sabía dónde estaba.
Y no tenía ni idea de si volvería a verlo de nuevo.
El dolor hueco que esos hechos dejaban en su pecho se sentían peor hoy, y dudaba que las dolorosas punzadas se desvanecieran pronto. Esa nauseabunda sensación de soledad parecía destructivamente permanente, como un tumor enconado encajado entre la punta de la columna vertebral y la base del cráneo.
Pero.
Apretó los puños y lo sepultó; lo encerró en el desván de su mente con sus pensamientos sobre sus padres y Harry y Ron. Porque tenía que hacerlo. Porque se había prometido a sí misma que lo haría.
El país estaba plagado de amenazas de guerra, así que ¿qué derecho tenía ella a alimentar un corazón roto cuando la gente estaba muriendo y llorando a sus seres queridos? Al menos Draco estaba vivo. Al menos existía la posibilidad de que el destino permitiera que sus alientos se mezclaran de nuevo.
Al menos, la esperanza es motivación.
Las voces aún vibraban en el piso de abajo, y con una tenacidad renovada, dejó la cama y rebuscó en su bolso hechizado algo de ropa limpia. Se puso unos vaqueros y un jersey ancho sobre la camiseta de Draco, reacia a separarse del calor masculino envuelto en la tela que volvía a hormiguear su piel. Domando su pelo salvaje con un par de movimientos de sus dedos, miró a su reflejo en el espejo y frunció el ceño al ver las manchas rojas e hinchadas bajo sus ojos, todavía brillantes por las lágrimas. Se limpió la cara con su manga arremangada, aspirando y tragando un par de veces para que su voz no la traicionara, y luego levantó la barbilla con un aplomo ilusorio.
La fachada era casi perfecta, quizá algo agrietada y frágil en los ojos, pero su mandíbula fija y el orgulloso gesto de sus labios serían suficientes para engañar a sus amigos de la orden.
Parecía resistente y preparada. Lista para la batalla y prosperar con un objetivo. Brillando con ese inconfundible brillo de optimismo y coraje Gryffindor. Tal y como ella debería ser.
Dándole a su reflejo un rígido asentimiento, agarró su varita y marchó fuera de la habitación, siguiendo el suave zumbido de las voces. Bajó las escaleras y se paseó por la casa, parándose fuera de la cocina y presionando la oreja contra la puerta para captar la conversación amortiguada.
''... Debería haberlo visto venir. Podríamos haber mandado gente a King Cross para ayudar a los estudiantes...''
''No vamos a poder predecir todo lo que hacen, Alastor''.
''¡Deberíamos haber sido capaces de predecirlo!''
''No hay nada que pudiéramos haber hecho de todos modos, McGonagall y los otros profesores cuidarán de ellos''.
''Remus tiene razón. Al menos si están retenidos en Hogwarts, siguen estando seguros hasta cierto punto...''
'' ¿Y crees que estar allí con Snape y esos psicóticos gemelos Carrow es seguro, Tonks?''
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ISOLATION | Dramione - Traducida
FanfictionTraducción autorizada del Fanfic 'Isolation' de la autora Bex-Chan. Esta historia no me pertenece, únicamente su interpretación/traducción. Post Harry Potter y el príncipe mestizo. Ron y Harry están cazando Horrocruxes y Hermione se ha quedado en H...