Los últimos días de noviembre fueron brumosos y amargos, y diciembre se coló antes de ella se diera cuenta.
Las noches era del tipo que te hacían anhelar la compañía; frías e inquietantemente silenciosas mientras la naturaleza moría por la escarcha. El viento se había esfumado, y por eso estaba agradecida, pero oh dios, el silencio era aterrador.
Estaba haciendo todo lo posible por mantenerse ocupada, pasando menos tiempo en su cuarto, y revoloteando entre paseos a la biblioteca y organizando el baile con Michael y los prefectos. El dormitorio se había vuelto sofocante tras su pelea con Draco, y no se atrevió a pasar más de unos pocos momentos en su presencia. A pesar del hecho de que su tormentoso altercado había pasado hace ya dos semanas, todavía se sentía incómoda. Cualquier tiempo más allá del necesario, y su cuerpo empezaba a reaccionar; el calor se arrastraba a sus mejillas y sentía duendecillos en el estómago.
Draco, por otro lado, parecía buscarla siempre que podía, emergiendo aleatoriamente de su habitación cuando ella estaba en la cocina o en la sala de estar. En la última quincena, se habían encontrado en el camino no menos de diez veces, y todo debido a sus esfuerzos, para confusión de ella. Ella siempre salía rápidamente e intentaba evitar sus ojos, temiendo que la arrastraran, pero había cedido y los había captado una o dos veces. Su respiración se entrecortaba y se le secaba la boca, pero siempre se las ingeniaba para mantener su expresión indiferente mientras se metía en su habitación, con su mirada siempre perforándole la espalda.
En los días transcurridos tras su beso terminado en pelea, Draco parecía haberse deteriorado; sus rasgos se habían vuelto desgastados y derrotados. A ella le apetecía interactuar con él, aunque sólo fuera para ahuyentar parte del dolor grabado en su rostro, pero estaba decidida a mantener una distancia sana con él. Ella aún le cocinaba las comidas, por supuesto, pero ese fue el alcance de todas sus actividades relacionadas con Malfoy, aunque ansiara hacer más.
A pesar de poner sus mejores esfuerzo en que no, aún se preocupaba.
Pero las distracciones eran muchas con Michael requiriendo su ayuda para el baile y los arreglos de final de trimestre, y Ginny había conseguido satisfactoriamente convencerla para ir de compras de vestidos. A los estudiantes se les había dado hoy, domingo, para que fueran a visitar Hogsmeade para comprar sus trajes de gala; y Hermione había esperado que la atmósfera festiva del pueblo animaría su modo.
Siempre había adorado la navidad, pero la alegría parecía forzada e incómoda este año, y era muy consciente de que no la pasaría con Harry y Ron o su familia. Los riesgos eran demasiado altos. Incluso la nieve, la cual adoraba con el afán de un niño, parecía estar escondiéndose, y ni un sólo copo de nieve había caído este invierno.
Aunque aún había tiempo ...
''¿Qué opinas?'' preguntó Ginny mientras apartaba la cortina del probador. Hermione levantó la cabeza y sintió una auténtica sonrisa tirando de sus labios. Su hermosa amiga había escogido un encantador vestido negro con un elaborado patrón de cuentas en el escote y las costuras, y le quedaba perfecto. ''¿Y bien?'' solicitó entusiasmada, sacudiendo su feroz melena tras el hombro. ''¿Queda bien?''
''Te ves impresionante'' le dijo Hermione afectuosa. ''De verdad, Gin. ¿No te gustó en el espejo?''
''Los espejos están hechizados hasta el culo para que cada vestido parezca que te queda bien'' se burló la joven bruja. ''¿Estás segura que no estás siendo solo educada?''
''No'' sacudió la cabeza. ''Es este, Gin. Te ves maravillosa''.
Ella sonrió y se acomodó la tela. ''Gracias'' dijo. ''¿Es suficientemente bueno como para tomarme algunas fotos para cuando Harry vuelva?''
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ISOLATION | Dramione - Traducida
FanfictionTraducción autorizada del Fanfic 'Isolation' de la autora Bex-Chan. Esta historia no me pertenece, únicamente su interpretación/traducción. Post Harry Potter y el príncipe mestizo. Ron y Harry están cazando Horrocruxes y Hermione se ha quedado en H...