Capítulo 29: Semanas

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Hermione pasó otra página con un resoplido de irritación.

Tras una intensa lectura sobre las Reliquias de la Muerte y una inútil búsqueda de cualquier pista documentada sobre el paradero de la Varita de Saúco, había vuelto a su obsesiva investigación sobre los Horrocruxes. Al cabo de unas semanas, sin haber conseguido nada más que las bolsas bajo los ojos y las uñas mordidas, podía sentir la inevitable tensión que se apoderaba de Harry, de Ron y de ella misma.

Era algo natural, lo sabía. Aunque siempre serían los amigos más cercanos, pasar cada segundo de cada día con sólo metros para el espacio personal y ahogarse en toda esta angustia la aprensión era agotadora, cuando menos.

No ayudaba que cada uno de ellos estaba intentando lidiar con sus problemas individuales.

Harry estaba constantemente inquieto, culpándose a sí mismo por cada muerte y oscilando entre estados de ánimo de melancolía y locura, mientras que Ron se preocupaba constantemente por su familia y luchaba por entender su importancia en su pequeño grupo, dejándolo frustrado e irritado. Sabía que ella no ayudaba a sus inseguridades con su rechazo a cualquier cosa que pudiera inclinarse hacia algo más allá de la amistad, pero el pensamiento de cualquier otro que no fuera Draco murmurando contra sus labios la hacía sentir mareada e infiel.

Y ahí estaban sus propios problemas: la culpa y el dolor de su corazón.

Hermione se despreciaba a sí misma por mentir a Harry y Ron, pero se iba a la cama cada noche rogando a los dioses sin nombre que no dijera el nombre de Draco en sueños para poder mantener el secreto sólo un poco más.

Pero podía sentir la confesión esperando ansiosamente en la punta de la lengua.

Mentirles a ellos era simplemente demasiado duro para su consciencia.

''Hermione'' la voz de Ron la trajo de vuelta, y se encontró con sus ojos sobre su hombro. ''¿Quieres algo de comida?''

''No, gracias'' dijo, sabiendo que Harry estaba descansando en la tienda. ''Creo que puedo estar descubriendo algo, así que debo seguir leyendo''.

La inevitable decepción estropeó sus rasgos infantiles. ''¿Podrías venir y sentarte conmigo un ratito?''

''Volveré a la tienda en un rato'' le ofreció. ''No tardaré''.

''Vale'' suspiró mientras asentía, girando sobre sus pies para caminar la corta distancia de vuelta a la tienda, con los hombros encorvados por la derrota.

''Ron'' le llamó, frunciendo el ceño cuando no se giró para mirarla. ''Feliz Cumpleaños''.

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Una semana más tarde.

Draco había olvidado lo que era que los rayos de sol le rozaran la cara.

Febrero había llegado y se había ido, y marzo había traído algo de calor primaveral para calentar la brisa. Estaba en su lugar habitual, sentado en los escalones de piedra y tratando de ignorar las irritantes voces de Bletchey y Davis, que mantenían una innecesaria y ruidosa pelea de amantes dentro de la casa. Se dio cuenta de que llevaba poco más de un mes aquí, residiendo en la casa segura de Andrómeda con los Slytherins desertores. Un mes sin Granger.

Un puto mes.

El concepto de que el tiempo cura las heridas no se aplica a las cicatrices de unos jóvenes amantes separados demasiado pronto. Draco todavía se sentía igual de dolido que el día en que Granger había llorado en la lluvia y le había mandado aquí.

Pasaba de momentos de furia a un aturdimiento que le hacía vibrar los huesos bajo la piel. Había tratado de distanciarse de los demás, prefiriendo quedarse al margen y sólo involucrarse en sus discusiones cuando decidía que la soledad le estaba afectando, pero parecía que se relacionaba cada vez más con ellos a medida que pasaban las semanas.

ISOLATION | Dramione - TraducidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora