Capítulo 49: Epílogo

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Once años más tarde.

Andrómeda se estremeció al intentar mover la maleta de Teddy hacia la puerta principal. A los cincuenta y siete años, sus huesos gemían un poco más fuerte y más largo de lo que solían; solo el otro día un estornudo había desencadenado una serie de espasmos dolorosos en su columna vertebral. Cuidar de un niño pequeño durante la última década no había ayudado, aunque no lo hubiera cambiado por nada del mundo. Sin embargo, era en momentos como éste cuando realmente echaba de menos a Tonks y a Ted. Era difícil pensar en todas las cosas que nunca habían tenido la oportunidad de ver mientras Teddy crecía a un ritmo vertiginoso. También se preocupaba por él y por todos los momentos que le habían robado en esta vida sin sus padres.

Pero Teddy había sido una alegría absoluta. Le había provocado tantas sonrisas como Tonks, si no más. El orgullo que sentía cuando lo miraba era, a veces, sobrecogedor. Para ser un niño al que las crueles circunstancias le habían negado tanto, era un joven responsable, brillante y amable. Y, a pesar de que probablemente le daría un descanso muy necesario, realmente iba a echar de menos su presencia cuando se fuera a Hogwarts mañana.

Luchando contra las inevitables lágrimas que sin duda llegarían a raudales al día siguiente, intentó mover otra de las maletas de Teddy, pero se equivocó completamente de ángulo y su espalda se retorció de dolor justo cuando se abrió la puerta principal.

''¡Ay! ¡Maldita sea!'' jadeó ella.

''Tía 'Drómeda, ¿qué demonios estás haciendo?'' preguntó Draco, corriendo a su lado. ''¿Por qué no usas magia?''

''Porque me he dejado la varita en la otra habitación''.

''¿Por qué no la invocas?'' preguntó una voz más joven y pequeña.

A pesar del dolor, Andrómeda sonrió y levantó la cabeza para encontrarse con un par de curiosos ojos grises. ''Hola, Taura''.

Con un poco de ayuda de Draco, Andrómeda ajustó su postura arrugada y prácticamente atrapó a la chica en un abrazo cálido y familiar. El tupido cabello rubio de Taura le hacía cosquillas en la nariz, como siempre, aunque a Andrómeda no le importaba en absoluto. Detrás de ellos, los ojos de Draco se ablandaron mientras observaba a la pareja.

''¿Has aprendido el Encantamiento de Invocación?'' preguntó Andrómeda, apartándose para besar la mejilla de Taura. ''Realmente eres una joven bruja muy inteligente, cariño''.

''Sí, prueba a tener una niña de cinco años que ya sabe algunos encantamientos'' refunfuñó Draco, lanzando una mirada a su hija. ''Impresionante, sí, pero también aterrador. Granger y yo hemos empezado a guardar nuestras varitas bajo llave, por si acaso''.

Andrómeda se rio a su pesar. ''Entonces supongo que debemos agradecer que no haya heredado la picardía de su padre''.

''Aun'' puntualizó él. ''Venga, vamos a sentarnos y hago algo de té''.

''¿Hermione y Theo no vienen contigo?'' preguntó Andrómeda mientras iban hacia la cocina.

''No, Theo está en la última fase de los dientes y grita como un loco, así que pensé en salvar tus tímpanos''.

''La verdad es que es muy ruidoso'' acordó Taura.

''Pero mañana estarán en King's Cross continuó Draco. ''Solo me he acercado para asegurarme de que Teddy tenía todo preparado para mañana''.

''¿Ha conseguido Teddy una mascota?'' preguntó Taura, con los ojos animados. ''¿Qué consiguió?''

''Sí, la consiguió cariño. Tiene una lechuza común. Estoy seguro de que te dejará jugar un poco con ella. ¿Por qué no subes a su habitación y la ves?''

ISOLATION | Dramione - TraducidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora