Capítulo 13.

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Horribles estruendos era lo que escuchaba aquel omega que se aferraba a un montón de madera retorcida, si había logrado vivir y pasar desapercibido de esos hombres, no estaba seguro si lo haría de estar casi enterrado de maderas viejas.

Pensó que era mala suerte haberse quedado bajo la cama así evitar los disparos, pero cuando sintió el techo desplomarse encima de él, supo que no tenía escapatoria y no quería ser encontrado por aquellos cazadores, menos por otra manada, pero tampoco quería morir aplastado bajo los escombros y de hambre.

Su manada apenas había tenido tiempo de huir, su mejor amigo y casi hermano había desaparecido horas antes y pensaba ir a buscarlo justo cuando los cazadores invadieron su pequeña casa.

Lloró en silencio al escuchar cómo acababan con su familia, sus padres, los padres de su amigo, sus compañeros. Pelear no era una buena idea, era un simple Omega y estaba solo, no era fácil.

No supo cuánto tiempo pasó, su estómago pedía comida, las galletas que logró encontrar debajo de su cama se habían terminado, tenía sed y comenzaba a presentar signos de deshidratación.

[…]

Escuchó pasos cerca pero no pudo moverse, menos hablar, su garganta se había secado y se había debilitado tanto que hasta respirar le cansaba. Cerró los ojos y comenzó a delirar, si su manada había muerto, ya no tendría caso vivir, un Omega sin manada no era nada.

Estaba tan concentrado en sus pensamientos por su desgracia cuando sintió el aire rozar su cara y remover un poco su cabello, -estoy muerto- pensó, sintió un aroma a Alfa, intentó abrir los ojos pero no pudo. Tuvo que pasar unos minutos cuando sintió algo frío chocar sus labios, de forma automática los abrió consiguiendo que el agua entre por fin. Estuvo un poco satisfecho cuando el agua que le daban se terminó, recién pudo abrir los ojos.
Otro Omega lo sostenía y lo tenía cubierto con una manta que lo hizo sentir protegido. Estaba dentro de un auto, sólo había visto los autos del consulado, pero de lejos, nunca había tenido oportunidad de subir a uno.



[Jihoon]

- conoces a Seungkwan? – me preguntó aquel Alfa que se subía al asiento del conductor

- s-sí – susurré dando un salto cuando encendió el auto

- tranquilo, encontramos a tu amigo – me dijo ese Alfa sorprendiéndome

- él está bien? – pregunté preocupado

- sí, tranquilo, te llevaremos con él – me dijo y no se habló más, además porque me quedé dormido por el cansancio

Al llegar sentí el aroma de Seungkwan muy fuerte, es decir, su aroma estaba en la casa y estuve a punto de correr a buscarlo pero el chico de mi lado me sostenía, a las justas podía dar un paso sin que me tiemblen las piernas.

Ese Alfa me tomó del brazo y casi cargándome hizo que suba unas escaleras, el aroma de Seungkwan era cada vez más fuerte y mi corazón comenzó a latir fuerte, juré que si estuviera en mi forma animal, hubiera movido la cola de felicidad.

Ese Alfa abrió la puerta y por miedo me escondí en su detrás, al ver dentro luego de asomarme, lo vi por fin.
Él estaba bien, sano y lleno de vida. Era lo único que me mantendría con vida después de todo lo que pasó.

- Jihoon… - me dijo corriendo a abrazarme, agradecí no ser el único a salvo

Nos pusimos al día de lo que debíamos saber, y prometí hacerme cargo de uno de los cachorros, sus padres fueron muy amigos de los míos así que podía lograrlo. También tuve tiempo de ir a ver dónde descansaban los restos de mis padres, me permití llorar un poco, ellos siempre me apoyaron y me quisieron mucho.

 

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