XVI

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La parte fea de crecer

La ansiedad comenzaba a ahogarlo lentamente

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La ansiedad comenzaba a ahogarlo lentamente...

Katsuki no soportaba la idea de tener que quedarse en aquel departamento solitario, veía como el peliverde salía por las tardes y llegaba entrada la madrugada o hasta el amanecer.

Se sentía débil e inútil, pues el percance de hace unas semanas lo había dejado expuesto y humillado.

Los gemelos le contaron todo en cuanto despertó, ya que el rubio tenía algo de amnesia y no recordaba gran parte de los acontecimientos ocurridos momentos antes de despertar en una de las camas que se encontraba detrás del bar, sin embargo, la ausencia de su pantalón y los hematomas en sus piernas delataban que algo había ocurrido.

Después de contarle todo, el rubio comenzó a temblar levemente mientras se abrazaba a sí mismo y se hundía en las lagunas mentales que su cabeza le proporcionaba; la boca de aquel hombre en su cuello, sus manos presionando fuertemente sus muslos y arrancando su pantalón, las palabras obscenas que decía en su oído mientras se frotaba contra él, simplemente un escenario que preferiría no recordar; Sus compañeros de trabajo le dijeron que preferían que el ojirubi se ausentara, el pecoso apoyo la idea en cuanto se dignó a aparecer, con los ojos inyectados en sangre y levemente inflamados delatado que había llorado.

Esta vez los papeles se habían invertido y el rubio lo entendía claramente, recordando el sentimiento que tuvo el día que paso por primera vez en Brasil, ahogando sus emociones volvió a mostrarse fuerte y accedió, desde hace 2 semanas que había dejado de ir al trabajo y se quedaba sobrepensando todo lo que había pasado y lo que estaba a punto de pasar... de la bomba que iba a detonar y no quería hacerlo.

El reloj marcaba la 1:43 de la mañana, el rubio estaba sentado en el sillón mientras abrazaba sus rodillas, el ruido de los autos pasando por delante del edificio llenaba por completo su entorno.

Miraba la mesa donde se encontraba su teléfono encendido, mostrando el correo electrónico que tenía por remitente a aquella agencia de Japón la cual lo solicitaba y había estado presionando los últimos días.

Agencia Todoroki
"Nos complace saludarle.
De la manera más cordial le hacemos de su conocimiento que solicitamos su pronto retorno para poder tomar el lugar que le corresponde.

Por lo tanto, nos tomamos el atrevimiento de programar su vuelo de regreso para la próxima semana, el día lunes 14 de noviembre del presente año

Esperamos su pronto y seguro retorno.
Buen día"

El ojirubi no sabía qué hacer, se encontraba entre su futuro y su felicidad, estaba seguro que conseguir su licencia en otro continente sería algo casi imposible y sabía que llevarse a Izuku a un país básicamente desconocido para el también sería complicado.

Miraba la pantalla una y otra vez mientras releía aquel texto digital que le provocaba ansiedad, se levantó de su asiento y camino hacia el balcón, miro la oscura noche que era levemente iluminada por las estrellas.

La bocina del portero estaba encendida y entonaba una canción popular mexicana, Katsuki la comenzó a tararear levemente mientras echaba a volar su imaginación.

"Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida. Si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo"

La libertad les costaría, Izuku estaba más que atado a aquel hombre al cual le temía, y Bakugou estaba siendo encadenado por su deseo de toda la vida...

Si tan solo los dejaran ser libres, si tan solo pudieran escapar y dejar de existir para todos, si tan solo fueran ellos dos en el mundo, sin trabajar en bares, sin lidiar con acosadores, sin trabajar en agencias...

Si tan solo los dejaran...

"Yo creo podemos ver, el nuevo amanecer de un nuevo día"

Poder despertar y verlo dormir antes de salir a trabajar, poder contemplarlo antes de dormir y sonreír con él durante la comida, era una fantasía muy hermosa, era simplemente perfecta.

"Yo pienso que tú y yo, podemos ser felices todavía"

Aun había tiempo, aun había oportunidad...

Podría ir a Japón, aceptar el trabajo, tomar su lugar y después regresar por su pecoso, finalmente salvarlo, llevárselo a aquel país donde no sufriría más, aun podían tener un final feliz de este viaje desastroso.

Se hundió tanto en sus planes que no noto que la canción había terminado, el sol comenzaba a salir y el peliverde llegaba de vender su piel un rato.

- ¿Kats? – Pregunto confundido el pecoso mientras contemplaba el escenario de un rubio sentado, con la cabeza recargada en el borde del balcón el cual era levemente iluminado por los escasos rayos del amanecer – ¿Estuviste despierto toda la noche? – Volvió a cuestionar mientras dejaba tirada su mochila amarilla y se acercaba al cenizo.

El ojirubi miro al dueño de esos bellos rizos verdes que le provocaban cosquillas en la nariz cada que lo abrazaba.

- Solo... fue un poco – Contesto con un bostezo mientras analizaba los movimientos del menor, que se sentó a su lado y se recargo en su hombro

- Izuku... - Dijo levemente mientras colocaba su cabeza sobre la del ojiverde

- Katsuki... - Contesto el pecoso con un tono divertido mientras frotaba su cabeza en el hombro del mayor para poder ponerse cómodo

- Tengo que decirte algo... - Hablo nervioso el rubio

- Yo también... - Contesto casi en susurro y ansioso el peliverde – ¿Te parece si lo decimos a la cuenta de tres? – Propuso el chico mientras suspiraba

- Esta bien – Accedió el ojirubi

- Uno... - Comenzó el peliverde

- Dos... - Siguió el cenizo

- Tres... - soltaron ambos al mismo tiempo, seguido de sus confesiones

- Me voy a Las vegas – Dijo el menor

- Tengo que regresar a Japón – Dejo escapar el mayor

Un silencio reino en su espacio mientras ambos se miraban anonadados, ninguno esperaba esa respuesta, no estaban listos para ese acontecimiento.

- Japón... - Repitió el peliverde mientras procesaba el shock

- Las vegas... - Imito el rubio

De algún modo estaban conscientes que este momento llegaría, sabían que en algún punto tendrían que separar sus viajes... sin embargo no estaban listos...

No estaban preparados para separarse, no querían alejarse...

En ese momento se dieron cuenta que esta era la parte fea de crecer... 

Traveler | BakuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora