Parte 12

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La casa donde vivía su hermano era gigantesca, casi podía jurar que eran como dos de la suya, además de todo el espacio enfrente que tenía, ¡Estaba seguro que ahí cabían más de cinco autos estacionados! A pesar de que ya la había visto en fotos no se comparaba a la realidad.

Al aparcar justo en la entrada de la casa, el Uchiha bajó casi de inmediato para poder observar todo su entorno con regocijo. Poco pasó para que unos fuertes ladridos le hicieran voltear, en la segunda planta asomándose por el balcón se encontraba un enorme perro de pelaje casi anaranjado que le veía con alegría. Tan concentrado estaba en ver a lo que el recordaba como "Kurama" que el grito desde la puerta lo tomó por sorpresa.

Un hombre de cabello castaño se acercaba trotando a su encuentro.

—¡Por fin llegaste! —Dijo enérgico mientras le cargaba en un gran abrazo— ¡Y creciste mucho! ¡Mira esos cabellos! Se ven geniales. —Bajó a Boruto— Te extrañamos tanto, de verdad. —Le dio un último abrazo— Oye. —Le llamó— No dejes que tu viejo vuelva a llevarte a campamentos infantiles, ya estás en edad de la aventura.  —Soltó antes de revolver su cabello.

—De acuerdo. —Aceptó de inmediato el azabache.

—¿No tienes hambre? —Cuestionó emocionado— Hice ramen de cerdo. —Le avisó el menú. Menma sonrió casi con incomodidad. La verdad era que no tenía ni un atisbo de querer ingerir alimento pero tampoco quería decepcionar a... Iruka— ¿Por qué estás tan callado? ¿Sucede algo?

—Nada, nada... es sólo que... Me siento muy feliz por estar en casa. —Comentó.

Aquello hizo que el castaño se calmara un poco. Quizá su niño favorito estaba cansado por aquel viaje, eso era todo, nada grave.

—Oigan, ¿Qué pasa? ¿Estaban hablando de ramen-ttebayo? —Naruto se acercó a toda velocidad con la gran maleta hacia los dos individuos. 

—Sí está en la estufa. —Iruka regresó su atención al recién llegado— Oye... —El sol comenzó a molestar los ojos del azabache por lo cual el castaño optó por dirigirse a la casa— Te notó algo cambiado Boruto. —Avanzaron hasta la puerta del costado que los llevaba a la sala— Mmhhh no pondría mis manos al fuego pero definitivamente has cambiado. 

—¿Tú crees? —Inquirió caminando de largo— Pues... soy el mismo de siempre. —Se acercó al pequeño balcón para luego girar de nuevo con Iruka— En serio. —Por detrás de su espalda, Menma cruzó los dedos al momento que decía aquello. 

El sonido de unas pisadas a toda velocidad se escucharon, pronto los ladridos de Kurama se escuchaban a casi medio metro de ellos.

—¡Hola, Kurama! —Saludó el Uchiha al can.

Sin pensar que este al contrario de lo que se esperaría, tomó una actitud protectora con Iruka. El perro no dejaba de ladran en dirección al azabache quien a su vez le miraba con nerviosismo. 

—¿Y a ti que te pasa perro tonto? No ves que se trata de Boruto. —Acarició la cabeza del perro para tranquilizarlo un poco. 

—Tal vez traigo el olor del campamento, eso es todo. —Dijo con simpleza mientras le daba una leve caricia en la cabeza a Kurama -Que ya se encontraba más calmado por los cariños de Iruka- y avanzaba hacia la estancia. 

El castaño permaneció con el perro.

—¿Qué pasa contigo? Es como si no lo reconocieras. —Le habló al can que daba ladridos de vez en cuando aun avisando que estaba en alerta.

Ya casi al otro lado, Menma se encontraba recorriendo toda la sala principal.

—Vaya... es más bonito que en las fotografías. —Murmuró para sí mismo. 

Juego de... ¿Gemelos? (NaruSasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora