|| 𝐒𝐢𝐧 𝐭𝐢 - 𝐂.𝐕 - 3ª 𝐭𝐞𝐦𝐩 𝐄𝐂𝐃𝐋𝐂 ||

Capítulo 13

- Mi vida, está llegando, hace diez minutos me envió un mensaje diciendo que pronto estaría aquí.
- Es que se tarda mucho, la fiesta ya va empezar y nada de él.
- Cielo, espera un poquito más, Erick... Ayuda - llamé al enano que luego se acercó a nosotros con la boca llena de dulces - Eres peor que Maite cuándo quieres.

- Nadie los manda comprar dulces de fresa, ¡son los mejores!
- Lo confirmo - sonreí - Hey, ¿hablaste con Nash?
- No, pero por lo que sé estaba llegando.
- ¿Ves? - miré a Maite con una sonrisa - espera cinco minutos más.

La lluvía seguía cayendo afuera, miré a la ventana y pude ver rayos y truenos fuertes. Por esa razón no pudimos hacer la fiesta que queríamos para celebrar el cumpleaños de Maite y el mío en conjunto.

Seguía con mi mirada en la ventana, el auto negro de Nash se detuvo adelante de mi casa, rápidamente agarré un paraguas y salí afuera.

Nash salió desde la puerta del conductor, se acercó a mí y sonrió.

- Sorpresa, amigo - dijo y reí ante su comentario sin entenderlo.

Entonces vi como la puerta del copiloto se abrió, de ella unas piernas delgadas aparecieron, subí mi mirada por el cuerpo de aquella persona hasta encontrarme con sus ojos. Mi boca se abrió al ver de quién se trataba.

Megan. Era ella, estaba adelante de mi y en una fracción de segundos solté el paraguas que tenía en mis manos y me acerqué a ella, sin importarme con la fuerte lluvia que caía.

La abracé fuertemente, rodeé su cuerpo con mis brazos y escondí mi cara en su cuello, mi corazón estaba acelerado, mis manos temblaban y no pude evitar dejar con que lágrimas salieran de mis ojos.

Me quedé abrazándola por mucho tiempo, estábamos empapados por las gotas de agua que caían sobre nuestros cuerpos.

- Eso solo puede ser un sueño, no es verdad - sussuré - Eres tú, estás... Estás aquí conmigo, Meg, dios.
- Te extrañé tanto, Chris - murmuró bajito y su vo, estaba ronca - Es tan bueno poder verte otra vez, no sabes cuánto.

- Estás aquí - Me alejé del abrazo y puse mis manos en sus mejillas, la miré a los ojos y los tenía cristalizados también - Vida, ¡estás aquí!