|| 𝐒𝐢𝐧 𝐭𝐢 - 𝐂.𝐕 - 3ª 𝐭𝐞𝐦𝐩 𝐄𝐂𝐃𝐋𝐂 ||

Capítulo 26

- Yo estaba literalmente dormida, ni siquiera entendí bien la situación, fue un susto cuándo apareciste con el anillo, pero fue lindo, chiquito.
- Pasamos por tantas cosas lindas, Meg, y viviría todo otra vez si es contigo, ¿lo sabías?
- Yo también lo haría, viviría todo otra vez.

- ¿Te casarías conmigo algún día? - pregunté sintiendo mi cuerpo temblar -
- Eso no se pregunta, obvio que si.

- Hay muchas cosas que me gustaría vivir contigo, pensé que eso no sería posible ya, ahora es todo tan... Increíble - sussuré y la miraba con una sonrisa en mis labios - Ya lo dije muchas veces, ¿verdad?
- Así es, pero no importa, es bueno escuchar eso.

- Aún cumpliremos muchas cosas juntos, cariño - dije y inconscientemente bostezé - pero no hoy, porque necesitamos dormir.
- Descansa, amor - se acercó dejando un corto beso en mis labios - te amo.
- Te amo más.

Cerré los ojos y poco tiempo después sentí como Megan estaba abrazada a mi, sentía su respiración en mi cuello, con mis dedos empecé a acariciar lentamente su cabello, y ni vi el momento en el que me dormí.

(...)

Me desperté el día siguiente lentamente, miré a mi lado y Megan seguía entre mis brazos, con cuidado me alejé. Me levanté de la cama y fui hasta la habitación de Maite.

Cuándo entré en esta, ella estaba todavía dormida. Volví a mi habitación y al ver que Megan no despertaba, le escribí un billete.

𝘛𝘳𝘢𝘦𝘳𝘦́ 𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘺𝘶𝘯𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘫𝘶𝘯𝘵𝘰𝘴, 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘷𝘰 𝘭𝘶𝘦𝘨𝘰, 𝘭𝘢𝘴 𝘢𝘮𝘰.
𝘊𝘩𝘳𝘪𝘴 <3

Dibujé un corazoncito algo feo al lado de mi nombre y luego puse el billetito sobre la mesita de noche que estaba al lado de la cama.

En silencio cambié mi ropa y entonces bajé, agarré las llaves de mi auto para luego salir de mi casa.

Pasé a una panadería para comprar pan, dulce de leche que le encantaba a Maite y unas cosas más para el desayuno. Ahora tenía otro lugar para ir.

Iría hablar con Amanda.

Su casa no estaba tan lejos así, fui hasta allá y cuándo estaba adelante de esta, bajé del auto. Luego me acerqué y toqué la puerta tres veces.

Pocos minutos después ella abrió, se veía toda arreglada, la ropa era bonita. Pero ella, ella no.