Cap. 5: "se que estas mal"

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Oscuridad

Era dueña de la celda en la que estaba, se abrazaba a sí misma, con temor y lágrimas deslizándose por sus mejillas.

No sabía donde estaba, ni siquiera trataba de moverse o hablar, por miedo a que la lastimaran, lo único que la hacía sentir segura era aquella pulsera en su muñeca que tocaba con su otra mano.

Se asusto, cuando de repente se encendieron las luces, la puerta de la celda se abrió y miro a un hombre entrar con un plato de comida.

Aunque su vista fue específicamente a la navaja que escondía en su bota.

-hola-saludo poniéndose en una rodilla para estar a la altura de la pequeña, le extendió la comida, pero ella no la tomo-tienes que comer algo.

Pero ella ni lo miro, único que su mirada enfocaba era el chuchillo que tenia el hombre.

-oye, tranquila, no te hare daño-aseguro al percatarse de eso-estarás bien.

La pequeña lo miro a los ojos y había algo en ellos en cierta manera la hizo sentir segura, así que inconscientemente tomo el plato, comenzando a comer despacio y con calma, mientras el hombre dio una pequeña sonrisa.

-Eret-lo llamo un soldado, haciendo que el se levantara, cambiando su semblante a uno serio-el jefe nos llama.

-voy en un minuto-respondió con seriedad.

-nos quiere ver ahora-exigió el otro soldado, molestando a Eret, quien sin mas opción salió de la celda volviendo a cerrarla, pero dejando las luces encendidas esta vez.

Ambos soldados caminaron hacia lo que parecía ser un patio central del lugar donde estaban, en el cual se escuchaban quejidos y gruñidos de dolor, ya que atado a un poste de madera, estaba un hombre recibiendo golpes en su espalda con un latido de cuero.

Eret se acerco a aquel hombre que miraba aquel acto de tortura sin ninguna expresión.

-Eret, has estado dando un buen desempeño en las misiones y has demostrado que tu lealtad-felicito el hombre sin mirarlo-aun así varios agentes han notado conductas sospechosas en ti, espero que no me decepciones.

-mi lealtad esta aquí, jefe, puede estar seguro de eso-aseguro

-espero que así siga, seria un desgracia tener que llegar a medidas extremas-le advirtió al joven aunque más bien lo amenazaba.

El joven sólo lo miro de reojo, al mismo tiempo que comenzaba a alejarse.

-por cierto Eret-hablo de repente haciendo que el chico se detuviera-no te encariñes con la niña, se irá en muy poco tiempo.
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Hipo miraba el techo de su habitación en su departamento, recostado en la cama.

Sin poder dormir, solo pensaba en Astrid, en lo mucho que había cambiado en los últimos seis años.

Aun recordaba la primera vez que recobro la conciencia después del accidente del avión.

Lo primero que pareció ver fue a Astrid, ella lo miraba preocupada, mientras decía algo, no sabía que decía.

Sabia que en ese momento estaba delirando y que su mente solo estaba inventando eso.

Aunque juro que podía sentir sus suaves manos en sus mejillas en aquel momento.

Sin embargo cuando comenzó a recuperar la cordura, miraba la imagen de Astrid desvanecerse hasta que miro la habitación en la que estaba.

Una pareja de ancianos lo calmaron cuando comenzó a alterarse, le habían explicado que había pasado y como lo encontraron.

Agente Hofferson IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora